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La Cocina Económica prepara 100 cenas para esta noche

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Esta noche, como marca la tradición, las familias se reúnen en torno a una mesa para celebrar la Nochebuena. Este año, las cenas de una familia media, seguramente, no serán tan copiosas como en años pasados, dada la situación económica por la que estamos atravesando. El paro está desestabilizando la economía de muchas familias e incluso muchas se han visto abocadas a acudir a organismos como la Cocina Económica para cubrir necesidades primarias, como la comida.

Tal y como nos explica el presidente de la Cocina Económica, Emilio Carreras, han aparecido perfiles nuevos. “Ya no vienen tantos inmigrantes y han aparecido perfiles nuevos como gente de un estatus medio-bajo. Antes se apañaban bien, pero como consecuencia del paro, fundamentalmente, se han visto necesitados de acudir al comedor”.

Emilio Carreras asegura que un día normal reparten 80 raciones para comer y 80 para cenar, pero que para Nochebuena cree que pueden superar las 100. “La segunda quincena de diciembre aparece más gente que en los días normales, no sé si es que la comida es extra y son días muy sonados y aparece más gente”.

Además, la Cocina Económica ha percibido un aumento respecto a años anteriores. En 2008 acudió más gente, pero si comparamos las personas que ha acogido este año con las de

2007, la diferencia es notable. “En 2009, sin tener en cuenta la segunda quincena de diciembre, que suele ser más fuerte, llevamos 52.500 personas. Comparado con otros años antes de la crisis, en 2007, venía a oscilar en unos 35.000 o 40.000 al año. El año pasado subió un poquito y este año nos iremos a unos 55.000, es decir, un 37% más que, por ejemplo, en 2007”.

Este organismo también ofrece alojamiento para familias desestructuradas, familias monoparentales, mujeres con niños pequeños, alguna reclusa con niños, etcétera. “Pasan una temporada que oscila entre los 6 meses y los 2 o 3 años hasta que cogen un habito normal social y entonces recurren al alquiler de pisos. Los pisos están, lógicamente, tutelados. Tienen una asistente social, una psicóloga, tienen educadores”.

Además tiene una guardería social para la gente del Casco Antiguo y lleva el centro de alojamiento de baja exigencia

, lo que se conoce como Proyecto Alaska, que trata de dar cobijo a personas que duermen en la calle. Es un centro de día para estar y un local para dormir por la noche situado en la calle Ruavieja. Los educadores atienden a los usuarios y les ayudan en su recuperación personal y social.

Cáritas apoya a este centro con su albergue de La Estrella. Allí disponen de 26 camas. “Podemos distinguir dos clases de personas. Unos que son los transeuntes, que son los que vienen, se quedan dos o tres días y se van. Otros son los residentes, que también se pueden dividir en dos grupos: los que son aprovechables, que entran en un programa de Cocina Económica, y otros que son los de baja exigencia, que sólo quieren dormir y hacer su vida” explica Marcial Menchaca, director de Cáritas La Rioja.

Cáritas comenzó el 1 de diciembre con el Programa Ola de Frío y ya han dormido en este centro más de un centenar de personas. Sin embargo, siempre tienen plazas libres. “Toda la gente que duerme en la calle no está yendo a los albergues porque se han buscado su hogar en sitios como puede ser Extrapiel y ya no quieren ir al albergue. Lo que pretendemos es que nadie duerma en la calle pero lo primero es respetar su voluntad y su libertad”, señala Marcial.

Esta institución calcula que existen en Logroño unas 60 personas durmiendo en cajeros o

. “Son los que en la ola de frío se les está atendiendo de una forma especial porque yo creo que incluso tienen peligro de muerte si se quedan durmiendo en la calle con este frío”, afirma el director de Cáritas.

Estas personas viven en una crisis perpetua. Más o menos siempre son el mismo número, haya bonanza o crisis económica. Son personas sin oportunidades, sin Navidad, sin nadie que se ocupe de ellos. La mayoría quieren seguir estando en esa situación, porque no pueden concebir otro tipo de vida, porque se creen incapaces de integrarse en la sociedad, porque lo han perdido todo.

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