De Barcelona a Copenhague

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Terminada la cumbre celebrada en Barcelona para perfilar los primeros acuerdos sobre cambio climático, el jefe de la delegación del Comité Europeo Artur Runge Metzger ha afirmado que “queda un montón de trabajo por hacer”, y ha admitido que se podría necesitar más tiempo para la firma de un acuerdo vinculante sobre la reducción de emisiones de carbono.

La mayoría de países implicados en las negociaciones creen que en la cumbre de Copenhague se podrá concretar un acuerdo “políticamente vinculante”, aunque requeriría más tiempo conseguir que sea “legalmente vinculante”.

Los delegados señalaron que la firma se retrasaría debido a que la legislación que reduce los niveles de carbono de Estados Unidos no estará lista este año, a pesar de una votación de un panel del Senado este jueves a favor de un proyecto de ley ambiental presentado por los demócratas.

La opinión de los países

En torno al reto de sustuir a Kyoto, Japón ha expresado que “a menos que se acuerde en la reunión en Copenhague, probablemente será el próximo año con motivo de las elecciones legislativas del año que viene en Estados Unidos”.

En la línea de lo expuesto por Japón, un delegado británico apostó también por dar un margen de seis meses “no más de un año, para acordar los detalles”.

Las conversaciones para acordar un pacto ONU comenzaron en Bali, Indonesia, en diciembre de 2007, con un plazo de dos años. Tras la cumbre de Copenhague, la próxima reunión de representantes de casi 200 países, se celebrará en diciembre de 2010 en México.

El conseller de Medio Ambiente y Vivienda de la Generalitat, Francesc Baltasar, ha criticado a Estados Unidos por no comprometerse en materia de financiación ni de reducción de emisiones, e instó a la Unión Europea a aumentar su presión política sobre este país para lograr un acuerdo en Copenhague.

Sobre el papel de Cataluña en esta cumbre, se ha destacado que la comunidad ha trabajado “enérgicamente” en colaboración con The Climate Group, para sumar apoyos de los diversos países.

Según explicó Baltasar, la ratificación de este reconocimiento supondría la participación de los subestados en la toma de decisiones en materia de financiación, así como de aplicación y control de las medidas de reducción de emisiones.

Sobre la conferencia de Barcelona, afirmó que ha sido un “clamoroso éxito organizativo”, y que Copenhague habría ido “directo al fracaso” sin ella, aunque se mostró tan sólo “ligeramente” optimista respecto a sus resultados.

Las protestas

En este contexto de celebración de la cumbre de Barcelona, activistas de Greenpeace escalaron el viernes la estatua de Colón de la ciudad de Barcelona para protestar por la “falta de compromiso” de Estados Unidos en el último día de reuniones previsto en Barcelona antes de la Cumbre del Clima de Copenhague.

Así, cuatro personas se encaramaron hasta la cima la estatua de Colón, a unos 60 metros de altura, desde donde desplegaron las pancartas 'Salvad el clima'. Además, desde el brazo del descubridor de América colgaron la pancarta 'Climate chaos, who is the blame?' [Caos climático, ¿quién es el culpable?] para criticar la actitud de Estados Unidos en esta cumbre.

“Colón señala a América porque allí está el mayor responsable de la catástrofe climática que se nos avecina”, afirmó el director de Greenpeace España, Juan López de Uralde, quien aseguró que la falta de liderazgo del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, “ha quedado plasmada con la segunda peor puntuación de todos los presidentes”, dijo refiriéndose a la Guía Política Climática, en la que se concreta la responsabilidad de cada país sobre la coyuntura climática, y en la que tanto el presidente estadounidense, Barack Obama, como Zapatero obtienen la peor puntuación respecto a estas negociaciones.

“De Zapatero se esperaba que aprovechase la conferencia de Barcelona para mostrar una clara voluntad de alcanzar un acuerdo vinculante, ambicioso y justo para salvar el clima, pero parece que le daba igual que esta reunión fuese en nuestro país”

, dijo Uralde.

Otros jóvenes activistas de la entidad Climate Justice Fast! anunciaron mientras se celebraba la cumbre en Barcelona el inicio de una huelga de hambre que seguirán alrededor de 150 personas en todo el mundo y que se prolongará hasta la cumbre de Copenhague, prevista para principios de diciembre, en un intento por reclamar a los líderes mundiales que adopten un acuerdo.

Participantes de la protesta explicaron las cuatro reivindicaciones concretas que piden: que se limiten las emisiones de gases de efecto invernadero, que los países ricos inviertan en el desarrollo de los más necesitados, que se deje de potenciar un modelo consumista y que se limite el uso de los combustibles fósiles.

Por otro lado, la entidad Avaaz también se hizo eco del sentir ecologista a la entrada de las negociaciones hoy, con la actuación de una decena de extraterrestres que preguntaban en sus pancartas a los congresistas dónde se encontraban sus líderes mundiales sobre cambio climático.

Los países más pobres

También el portavoz de IO para asuntos de cambio climático, José Antonio Hernández, señaló durante los días de reuniones que durante esta semana de negociaciones en Barcelona se ha evidenciado que los países ricos “empujan” a los pobres a aceptar un acuerdo sin contenido que, de ninguna manera será vinculante.

Hernández ha recordado que los efectos del cambio climático los sufren los países en vías de desarrollo, mientras que los industrializados, a excepción de la Unión Europea (UE), se resisten a poner sobre la mesa unas cifras de reducción de emisiones de CO2. En este contexto, el ingrediente que falta es la voluntad de los líderes, agregó.

IO solicitó a los países ricos a que se comprometan a una reducción de las emisiones de carbono de hasta un 40 por ciento antes de 2020 y a destinar 110.000 millones de euros de dinero adicional para que los países menos favorecidos puedan adaptarse al cambio climático. Ambos compromisos parecen muy lejos de ser adoptados incluso en Copenhague.

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