Sin agua, sin vida

Rioja2

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Negar el agua es negar la vida. Un derecho fundamental de toda persona es tener garantizado el acceso al agua, un derecho que es reconocido por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas, según el cual: “No debe negarse a ningún hogar el derecho al agua por la situación de su vivienda o de la tierra en que se encuentra.”

Sin embargo, a pesar de esta realidad, son muchos los palestinos que se ven privados de este derecho. El último informe elaborado por Amnistía Internacional revela algunas de las prácticas que el gobierno de Israel lleva a cabo y que impiden que esta población consuma el agua necesaria para su supervivencia.

En el territorio ocupado de Cisjordania, los lugares de extracción de agua y los acuíferos están controlados por las autoridades israelíes. Ellas son las encargadas de determinar cuál es la cantidad necesaria que pueden extraer los palestinos de estos lugares. Además, en esta misma zona, el gobierno de Israel controla la recogida de agua de lluvia o de manantial y es el encargado de conceder las licencias necesarias para la construcción de nuevos pozos y la rehabilitación de los antiguos.

El papel de los soldados israelíes

El Ejército israelí también tiene un papel crucial en estas restricciones sobre el agua que se imponen a los palestinos. Las tropas de Israel son las encargadas de controlar el acceso a las carreteras que comunican con los pueblos palestinos y por las cuales los camiones cisternas suministran agua a estas poblaciones. La mayoría de estas vías permanecen cerradas al tráfico palestino o tienen un acceso limitado, lo que hace que estos pueblos puedan estar días sin recibir una gota de agua.

Además, los soldados israelíes han buscado una nueva utilidad a los tanques de agua : blanco de tiro.

Amnistía Internacional ha podido recoger el testimonio de un sargento primero que afirma que “Los tanques de agua son buenos para hacer prácticas de tiro; están por todas partes y tienen el tamaño adecuado para apuntar y calibrar el arma, calmar tu frustración, darles una lección a los niños del barrio que te tiran piedras sin que puedas atraparlos o simplemente romper la monotonía de una guardia”

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Sin embargo, los soldados y las autoridades israelíes no parecen ver las graves consecuencias que tienen estas acciones. Según los datos recogidos por Amnistía Internacional, entre 180.000 y 200.000 palestinos de las zonas rurales de la Cisjordania ocupada no tienen acceso al agua corriente.

“En muchos lugares, los palestinos reciben agua sólo un día a la semana o cada varias semanas, y en algunos cada varios meses. Cuando las cañerías están secas, los palestinos deben comprar el agua de camiones cisterna, cuyo precio es mucho más alto. Muchas comunidades no conectadas a la red de suministro de agua deben desplazarse kilómetros para buscar un agua cara y a menudo de dudosa calidad”, afirma la organización.

La situación que viven los palestinos en la Franja de Gaza es aún peor. Según datos de la organización pro derechos humanos, entre el 90 y el 95% del suministro de agua en esta zona está contaminado y no es apto para el consumo humano. Además, las autoridades israelíes no permiten transportar desde Cisjordania reservas de agua a Gaza. El millón y medio de palestinos que viven en estos territorios ocupados sólo cuentan con un acuífero costero, el cual cada vez está más agotado y contaminado.

Por otro lado, el bloqueo que el gobierno de Israel mantiene en la Franja de Gaza no permite que entre en este territorio el material necesario para construir nuevas infraestructuras o reparar las antiguas. “El deterioro y el colapso de las instalaciones hídricas y sanitarias de Gaza agravan la ya grave y prolongada negación de la dignidad humana en la Franja de Gaza”, afirmaba Maxwell Gaylard, coordinados de asuntos humanitarios de Naciones Unidas para los Territorios Palestinos Ocupados.

Obligaciones

Ante estos hechos no hay duda de que el futuro acceso al agua de los palestinos depende del gobierno israelí. Las autoridades de Israel tienen que tener siempre presente su obligación de respetar el derecho internacional humanitario y los derechos humanos en los territorios palestinos que están ocupando.

Pero también tiene un papel importante la comunidad internacional, que debe exigir a Israel el cese de estas restricciones que han convertido al agua en un medio de presión para expulsar a los palestinos de estos territorios, y garantizar el acceso al agua de la población palestina.

Imágenes cedidas por: Amnistía Internacional

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