Los Balcanes: deudas pendientes

Rioja2

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Tras catorce años desde el fin de la guerra de los Balcanes, el gobierno bosnio parece no poder afrontar el problema surgido por garantizar los derechos de miles de mujeres que fueron durante el conflicto víctimas de violaciones masivas. Los crímenes no han sido investigados, y los criminales no han sido juzgados.

Entre 1993 y 1995 se desarrolló la cruenta guerra de los Balcanes, que se inició al declararse independientes Eslovenia y Croacia de lo que fue Yugoslavia, y terminó con uno de los conflictos armados más sangrientos del siglo XX.

Serbia y Croacia iniciarían el proceso más mediático de todos los que rodearon al conflicto, la limpieza étnica, y la guerra abierta (que luego se extendería hacia Bosnia, con consecuencias y prácticas aún peores de las que había en principio). Con todo ello, se iniciaba uno de los grandes genocidios de la humanidad y al que la comunidad internacional no prestó, en opinión de algunos, toda la atención necesaria. Pero lo cierto es que a esa guerra la rodearon cuestiones menos tenidas en cuenta, pero igualmente importantes, como es el caso de las mujeres violadas.

Los crímenes

A lo largo de la guerra de Bosnia, entre 20.000 y 44.000 mujeres fueron violadas de manera sistemática por las fuerzas serbias. Estos hechos pasaron, con el tiempo, y la suma de las denuncias que las mujeres hicieron tras el conflicto, a conocerse como el fenómeno de violaciones en masa.

Los crímenes se desarrollaron en su mayor parte en la Bosnia oriental, y hacia mujeres musulmanas, durante las masacres de Foca y Grbavica, mientras la ciudad de Sarajevo estaba sitiada, aunque en menor medida, también se dieron casos con mujeres serbias en ciudades como Kamenica, Rogatica, Kukavice, Milici, Klisa o Zvornik, pero estos casos se consideraron como aislados por los tribunales hasta los que llegaron.

Las mujeres y niñas eran encerradas en centros de detención, donde se las sometía a tratos físicos y psicológicos degradantes e inhumanos, que incluían la perpetuación sistemática de violaciones por policías o militares, con el consentimiento de sus superiores. Uno de los jefes de policía de Foca, de hecho, fue identificado personalmente como uno de los hombres que detenía a las mujeres.

Las mujeres eran escogidas para ser encerradas en centros de detención, incluso se las sacaba de estos centros para llevarlas a casas donde las violaciones continuaban, algunas no tenían más de 14 años de edad. Incluso se dieron casos de niñas de las que se abusó en el propio apartamento del violador, como es el caso de Radomir Kovac, que invitaba a sus amigos a fiestas en las que les permitía abusar de alguna de las niñas, llegando incluso a vender a dos de ellas en una ocasión a otros soldados.

La justicia

Todos estos han sido motivos más que suficientes para llevar ante los tribunales a varios de estos criminales, entre ellos los mencionados pero, lo cierto es que a día de hoy, estas mujeres no han sido resarcidas de los daños ocasionados, y de todo lo sufrido. Aún quedan muchos violadores por juzgar, y muchos crímenes por investigar.

Amnistía internacional ha presentado por este motivo, en Sarajevo, un documento que recoge las carencias en materia de justicia cometidas contra estas mujeres, para instar a que las autoridades de Bosnia-Hertzegovina tome, por fin cartas en el asunto. El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia de la ONU juzgó de forma efectiva 18 casos de graves delitos en relación a estas violaciones. Por su parte, el Tribunal Estatal Bosnio ha condenado a 12 hombres por maltrato sexual.

Además de juicios y condenas, las indemnizaciones, la ayuda médica y la asistencia psicológica son algunas de las materias pendientes que el gobierno del país tiene con sus mujeres. Tras 14 años de conflicto, esta ayuda sigue siendo necesaria, ya que nunca llegó.

Nicola Duckworth, director del Programa de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central, afirma que “personas culpables de sus sufrimientos, miembros de formaciones militares, paramilitares y policiales están en libertad. Algunos todavía ocupan altos cargos o viven en las mismas zonas que sus víctimas”.

El informe redactado por Amnistía Internacional afirma que estas mujeres, a día de hoy, solo reciben ayuda de organizaciones no gubernamentales cuyos medios financieros son limitados, mientras que las autoridades no intervienen de ninguna manera.

La violación aún es un tabú en la sociedad bosnia, que se caracteriza por su conservadurismo, por lo que en muchos casos las mujeres son estigmatizadas y se les niega todo tipo de ayuda. Muchas no pueden acceder ni siquiera a un trabajo, o mantenerlo. Su situación psíquica las hace extremadamente vulnerables y la medicación para llevar una vida normal se hace imposible de mantener sin ingresos, por lo que muchas de ellas se ven condenadas a la miseria y el olvido.

A pesar del seguimiento mediático que Occidente tuvo sobre la guerra de los Balcanes, el caso de las violaciones masivas parece haberse disipado en la opinión pública. Sin embargo la realidad es otra: esas mujeres siguen vivas, y necesitan que se haga justicia.

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