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Opinión - Pedir perdón y que resulte sincero. Por Esther Palomera

Peligro personal y oportunismo político

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Es lo que dice por ejemplo la Fundación Legal del Sureste de Estados Unidos. “No queremos que el Congreso Democrático y los activistas de su administración, empezando por su hiperpolítico jefe de Gabinete (Rahm Emanuel) nos pongan la zancadilla con el censo”, según el portavoz de la Fundación, Todd Young.

Una zancadilla doble. Primero, los conservadores han condenado enérgicamente los intentos de la Casa Blanca de arrebatar al Departamento de Comercio sus competencias sobre el censo. Segundo, que el Gobierno intenta que el país entero declare sobre determinadas leyes que se aplican a un número reducido de estados, con el peligro de expandir aún más la influencia centralista de Washington.

Un ejemplo de ello es el matrimonio homosexual. El censo de 2010 dará, por primera vez, el número de parejas casadas del mismo sexo, lo que supone en cierto modo un problema de competencias porque el censo tendrá carácter nacional, pero el matrimonio gay sólo está aceptado en un limitado número de estados. “Creo que nos espera un sensacional debate sobre el término 'Federalismo'”, apunta la congresista y miembro del Comité sobre el Censo, Carolyn Maloney.

Mientras prepara a los más de 700.000 censores que saldrán a las calles el próximo año, Grover no sólo tiene que impedir intromisiones políticas, sino que, en un plano personal, debe asegurar a sus empleados que no corren ningún peligro mientras realizan la encuesta.

Si se confirma que la muerte de Sparkman está relacionada con su labor como funcionario del Gobierno, sería un hecho sin precedentes, pero sí que se tiene constancia del uso de la violencia contra los censores (que data hasta de 1890), por lo que se ha publicado un manual de autodefensa en el caso de que los encuestadores se vean en una situación muy apurada.

En este sentido, el manual insta a los funcionarios a que se abstengan de mantener cualquier conversación de índole política con aquellos interlocutores que hayan manifestado su desprecio al gobierno. “Simplemente limítense a lamentar que su interlocutor piense de esa manera, y esfuércese en proporcionarles una experiencia positiva”, según el texto.

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