El presunto asesino de Carlos Palomino se arrepiente

Agencias

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El asesino confeso de Carlos Palomino, el ex militar Josué Estébanez de la Hija, mostró este martes su arrepentimiento en la última sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Madrid por la muerte del joven antifascista y aseguró que le mató porque “sintió mucho miedo” al verse acorralado por las personas que entraron en el vagón del metro donde sucedieron los hechos el 11 de noviembre de 2007.

“Me siento arrepentido. Yo no quería quitarle la vida a nadie. Me entró mucho miedo y no supe reaccionar”, confesó el acusado, quien lamentó que “tenía una vida ya hecha”. “No supe cómo reaccionar. Lo siento mucho”, añadió Josué, haciendo uso de su derecho a la última palabra en el juicio.

Al escuchar esta declaración, la madre de Palomino, Mavi Muñoz, le gritó dentro de la sala de vistas: “Te deseo lo peor de esta vida, Josué”. Con la última palabra del acusado, el juicio quedó visto para sentencia. La resolución judicial se conocerá en las próximas semanas.

En la sesión de hoy, la defensa de Josué y las acusaciones particulares y populares expusieron sus informes sobre la calificación jurídica de los hechos. Las acusaciones se adhirieron a lo manifestado ayer por la fiscal, quien insistió en que “una imagen vale más que mil palabras” en alusión al vídeo que captó las imágenes del asesinato.

PETICIONES DE CONDENA

El asesino de Palomino se enfrenta a una petición fiscal de 30 años de cárcel por un delito de asesinato con la agravante de motivos ideológicos y por homicidio en grado de tentativa. En el trámite de conclusiones, la representante del Ministerio Fiscal echó ayer por tierra los argumentos de la defensa del acusado, quien alegó que su cliente actuó en legítima defensa por “miedo insuperable y estado de necesidad para evitar un mal mayor” (su propio asesinato).

Así, solicitó 20 años de cárcel e inhabilitación absoluta por ese mismo periodo de tiempo por el delito de asesinato, con la agravante del artículo 22.4 del Código Penal en relación a la discriminación por motivos ideológicos, y nueve años de prisión, 11 meses y 29 días de cárcel por homicidio intentado. Además, reclamó por un delito de lesiones dos meses de multa con una cuota de 10 euros al día.

En su exposición, la representante del Ministerio Público recalcó que en todo momento el acusado, Josué Estébanez, “controló la situación” puesto que preparó y ocultó tras su espalda el arma homicida antes de que el grupo de Palomino entrara en el vagón de metro donde se cometieron los hechos.

Asimismo, la acusación particular mantuvo su petición de pena de 37 años de cárcel por asesinato, tenencia ilícita de armas, amenazas y tentativa de homicidio. La acusación popular, que representa a Movimiento contra la Intolerancia, reclamó la misma condena que la fiscal.

Por su parte, la defensa solicitó seis meses de prisión por homicidio y tres meses por lesiones graves, considerando en el primer delito las eximentes de legítima defensa, estado de necesidad y miedo insuperable.

HECHOS

La fiscal sostiene que sobre las 12.00 horas del 11 de noviembre de 2007, el procesado se encontraba en un convoy del metro de la Línea 3 para asistir a una concentración organizada por Juventudes de Democracia Nacional de Usera, con el visto bueno de la Delegación de Madrid.

Al llegar a la plaza de Legazpi de la capital, observó que en el andén había un grupo de jóvenes con estética antifascista, a sabiendas de que se había convocado una contramanifestacion para reventar la de Democracia Nacional. Provisto de una navaja, que ocultó en la cara posterior del antebrazo, se dirigió hacia una de las puertas del vagón al que se disponían a entrar los chavales.

Entre los chicos estaba la víctima quien le realizó unos comentarios que se desconocen, a los que el procesado respondió clavándole la navaja que portaba. El arma le penetró siete centímetros, alcanzándole el ventrículo izquierdo, lo que provocó que el joven cayera al suelo y falleciera prácticamente en el momento. Tras ello, Josué E. de la H. amedrentó a los acompañantes del menor con el arma, dando otro navajazo a uno de sus amigos que le ocasionó una herida incisa superficial en un dedo de la mano derecha. Otro de los jóvenes trató de arrebatarle la navaja, recibiendo una puñalada en el hemotórax izquierdo.

Como consecuencia de la agresión, este joven resultó con hemoneumotorax, laceración pulmonar, hematoma en lingala y hematoma mediastinico. El chico necesitó de tratamiento quirúrgico, habiendo invertido en su curación 93 días.

Tras apuñalar al joven, el agresor salió corriendo, siendo perseguido en su huida por un grupo de jóvenes no identificados que lograron retenerle. Gracias a esta intervención, la Policía detuvo al supuesto asesino, a quien se le incautó un puño americano. Dos días después, ingresó en prisión provisional.

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