“La píldora postcoital es una auténtica bomba de hormonas”

La ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, anunciaba justo antes de San Mateo que su departamento está ultimando los protocolos de dispensación de la píldora postcoital sin receta médica para que “con toda seguridad” pueda estar disponible en todas las farmacias a partir de octubre. Colegios de farmacéuticos de varias comunidades se han adelantado y han elaborado los suyos, como el catalán.

Los profesionales se quejan de falta de un criterio común y algunos proponen solicitar a quien se acerque a la oficina de farmacia sus datos personales, esperar a que consuma el medicamento allí mismo y tener la potestad de negarse a dispensarlo en casos en los que adviertan alguna señal de riesgo para la salud de quien lo consume.

El Ministerio está retrasando sus planes a la hora de ofrecer este medicamento sin receta a través de las oficinas de farmacia, y la excusa es precisamente la necesidad de “ajustar” el procedimiento. De momento lo que sí se sabe es que con el fármaco irá un “folleto informativo que dé mayor seguridad a las mujeres que soliciten”, en palabras de Jiménez.

José Antonio González Garnica, secretario del Colegio Oficial de Farmacéuticos de La Rioja, asegura que entre los profesionales con los cuales ha abordado el tema “se considera un disparate dispensar un medicamento así sin receta”. A su entender, es la percepción de la inmensa mayoría de los farmacéuticos: “Ése es el motivo de que en Cataluña se haya elaborado un protocolo, no estamos ante un debate ético sino ante unas medidas que buscan garantizar la seguridad y proteger la salud de quienes vayan a hacer uso del fármaco”, asegura.

Aunque a fecha de hoy en La Rioja no hay medidas concretas al respecto, González Garnica cree previsible que el Gobierno de la comunidad responda a la decisión del gabinete de Trinidad Jiménez: “Si las autonomías no lo remedian, esta decisión del Ministerio puede perjudicar a la salud de muchas mujeres, independientemente de su edad. Quienes recurran al fármaco como un anticonceptivo habitual y no de urgencia, que es lo que es, pueden sufrir importantes efectos secundarios”.

¿Qué haría falta para adquirirlo, ya que no la receta? Según el protocolo pensado en Cataluña -explica- “la persona que lo compra debería identificarse, responder a un cuestionario y firmarlo, junto con el propio farmacéutico, y debería consumirlo allí mismo”. “Lo más lógico -añade- es que la informatización de los datos permita evitar que una misma persona tome el fármaco de forma repetida, que recurra a él como un método anticonceptivo habitual, y así debe ser, porque estamos ante una auténtica bomba hormonal”.