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La enfermedad que puede a las autoridades sanitarias

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Las enfermedades cardiovasculares son el resultado de una combinación de factores genéticos, hábitos y entorno. Existe un acuerdo extendido entre los profesionales de la Medicina respecto qué es necesario para prevenirlas: influir en la historia natural de la enfermedad en cada individuo. Por la parte que le toca, la Federación Mundial del Corazón (WHF) se ha propuesto incluir en la agenda política la prevención de estas enfermedades, “primera causa de mortalidad en todo el mundo”, en palabras de Helen Alderson, presidenta de la WHF. No obstante, preguntada por la aparente falta de resultados concretos de algunos de los planes ya implantados, Alderson explica que se están evaluando y ya se ha podido observar que “los planes fragmentados, como los que sólo implican a los ministerios de Sanidad, son insuficientes para abordar la enfermedad cardiovascular en su conjunto”.

“La prevención implica abordar esos factores al margen de lo estrictamente sanitario e incluso de la información a la población: educación, urbanismo e incluso marco laboral son cruciales para marcar la diferencia. Si los planes de prevención tienen un punto débil, probablemente sea ése”, declara.

Alderson hacía estas declaraciones al término de la presentación del sondeo “Tu corazón: Otra oportunidad”, creada por la WHF creada por la World Heart Federation (WHF) y la alianza Daiichi Sankyo-Lilly, que profundiza en las consecuencias de sufrir un episodio cardiaco en cuanto a perspectivas, metas y vida general del paciente.

Según este nuevo estudio internacional, 2 de cada 3 pacientes con problemas cardiovasculares no siguen las recomendaciones del médico. Esta encuesta fue realizada entre más de 3.000 personas que han sobrevivido a un evento cardiaco en países como Canadá, Francia, Italia, México y Reino Unido. Otra de las principales conclusiones de este estudio es que 8 de cada 10 pacientes con diagnóstico de problemas cardiacos lo interpretan como un punto de inflexión para comenzar a vivir de una forma más saludable.

CAMBIAR EL MUNDO

En otra reunión, convocada bajo la ‘pregunta del millón’: “¿Podemos cambiar la sociedad?”, los ponentes hacían hincapié en la “responsabilidad de los gobiernos, que incluye sectores con una influencia enorme sobre la salud, tales como agricultura, educación y transporte”. Los determinantes sociales de la salud están también mediados –añadían- por la política fiscal y las oportunidades de empleo, planteamiento que remite de nuevo al problema apuntado por la presidenta de la WHF.

La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura también que la sociedad civil y las ong pueden contribuir a garantizar que los consumidores exijan a sus respectivos gobiernos el apoyo necesario para mejorar los estilos de vida y a la industria de la alimentación que comercialice productos saludables. La sociedad civil es, desde ese punto de vista, una plataforma clave para obligar a los representantes del sector económico y comercial a unirse en este esfuerzo, a proponer soluciones y a ponerlas en práctica “porque una fuerza de trabajo sana es imprescindible para la buena marcha de la actividad económica”.

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