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El periodo de adaptación escolar obliga a muchos padres a coger vacaciones

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Un nuevo curso escolar comienza en la comunidad de La Rioja. Este año han aumentado las matrículas en un 1,5% con respecto al mismo periodo del año anterior. En total, 46.693 alumnos llenarán las aulas de nuestra Comunidad, aunque esta cifra puede variar una vez que comience el curso.

Los primeros en empezar la andadura de este curso, que se prolongará hasta el 22 de junio en el caso de Logroño, son los alumnos de Infantil y Primaria, mientras que los de Secundaria y Bachillerato lo harán el día 11, los de Grado Medio y Superior el 14 y el día 28 de septiembre los de Estudios Superiores de Diseño, los Conservatorios de Música y las Escuelas Oficiales de Idiomas.

Hoy comienzan las clases 17.917 de Primaria y 9.488 alumnos de Infantil. Y es con estos con los que surge el problema. Los escolares que acuden por primera vez a las aulas, esos pequeños de tres años que comienzan en Infantil, no lo hacen con la jornada completa, sino que durante esta semana, y hasta después de las fiestas de san Mateo, gozarán de unos horarios diferentes. En concreto, durante esta primera semana del curso, tienen un periodo de adaptación que los llevará a las aulas tan solo durante dos horas al día.

Según los pedagogos, este periodo de adaptación es muy beneficioso para los pequeños, ya que son muchas las cosas que cambiarán a partir de este momento en sus vidas. Separarse de sus padres durante varias horas, compartir una clase con otros niños y depender de una profesora son pruebas a las que todo escolar se tiene que enfrentar. Para facilitar esta nueva experiencia de los pequeños, desde hace unos años se ha puesto en práctica un periodo de adaptación por el cual la primera semana acuden a clase durante un corto espacio de tiempo.

¿EN QUÉ CONSISTE EL PERIODO DE ADAPTACIÓN?

El primer día que los alumnos de Infantil acuden a las aulas disfrutan de una toma de contacto con el aula, los maestros y el resto de niños. Dependiendo del colegio, durante este tiempo, de una hora de duración, los niños pueden estar acompañados por sus padres.

El resto de la primera semana, el tiempo que permanecen en el centro es de dos horas al día, en las que se van acostumbrando a permanecer sin sus padres durante un periodo largo de tiempo.

Por último, y en el caso de Logroño hasta después de san Mateo, el horario que tienen estos alumnos va de 9 de la mañana a 13 horas. El resto del curso este horario será de 9 a 14.

Para muchos padres es difícil, casi imposible, compatibilizar su vida laboral con la familiar, ya que los horarios de los trabajos no se ajustan a los de entrada y salida de los colegios. Muchos centros ya cuentan con un servicio de “guardería” que permite a los padres dejar a sus hijos una hora antes del comienzo de las clases en el colegio, asegurándose de que están bien atendidos. Claro que este servicio es voluntario y requiere de una cuota mensual, un gasto más que añadir “a la cuesta de septiembre”.

Por otro lado, los colegios también ofrecen la posibilidad de dejar a los niños durante toda la jornada en el centro en esta semana de adaptación si los padres tienen problemas de horarios. Silvia, una madre que lleva por primera vez a su hija al colegio, asegura que “hay niños que se quedan ya al comedor sin ningún problema, pero la mayoría cumple el periodo de adaptación”.

A parte de estas posibles ayudas, son muchos los padres que coinciden en la idea de que es bueno para los niños pero para ellos es una “tremenda faena”. “Muchos padres que conozco se han tenido que coger vacaciones forzadas para poder estar durante esta semana con sus niños”, afirma Silvia, “yo me he cogido el primer día de clase, el resto de la semana mi madre o mi hermana la llevarán a clase, pero hay mucha gente que no tiene a nadie que le eche una mano”, sentencia. Por su parte, Cristina, otra madre que prepara el comienzo del curso, se une a este gran número de progenitores que tiene que utilizar sus días libres o sus vacaciones en estos primeros días de clase, “yo me he cogido los moscosos, pero entiendo que estoy en una situación privilegiada porque soy funcionaria, hay muchos padres que gastan sus vacaciones de verano ahora o que tienen que pagar a alguien para que lleve a sus hijos al cole”. Y es que este periodo de adaptación para los pequeños supone un gran problema cuando el horario de trabajo no es flexible o cuando las vacaciones en la empresa están cerradas.

Silvia, por ejemplo, afirma que en su caso preferiría que no hubiese este periodo de adaptación, o que si lo hay dure sólo un día, ya que tampoco hay mucha diferencia horaria, “si mi hija llora cuando vaya al colegio creo que llorará lo mismo si son dos o cuatro horas de adaptación, además tiene que acostumbrarse, porque después va a estar todo ese tiempo en el colegio, es mejor empezar cuanto antes”, asegura. “Yo creo que es más una cuestión de organización porque son niños muy pequeños y el primer día es más fácil controlar a 10 o 12 niños que ha 25, que son los que estarán en la clase el resto del año”, sentencia Silvia.

A pesar del trabajo extra que estos primeros días tienen los orgullosos padres, todos coinciden en la emoción que supone el que su pequeño vaya a clase, y comparten con ellos los últimos momentos. Cristina comenta que su pequeña está deseando llegar a clase, “al tener un hermano mayor piensa que va a ir con él a clase, por eso tiene muchas ganas ir, además Lola, mi hija, es muy habladora, muy resuelta, y creo que se adaptará muy bien al cambio. Aunque también puede que me sorprenda, pero supongo que no, que se lo tomará muy bien”. Silvia, por su parte, asegura que no está nada nerviosa y su pequeña tampoco, “en la guardería les han hecho excursiones al ”cole de los mayores“, para enseñarles dónde van a ir, asi que no tengo ningún miedo de cómo se lo pueda tomar, ya está preparada”.

PRIMER DÍA EN UN COLEGIO EN OBRAS

El colegio La Guindalera abre sus puertas para los alumnos de Infantil por primera vez. Con sólo uno de los tres edificios que componen el complejo terminado, 40 niños de tres años acudirán por primera vez a un colegio que estrena este curso sus instalaciones.

Una de las madres que llevará a su pequeño a La Guindalera comenta que les han asegurado que los pequeños no corren ningún peligro, ya que el perímetro de infantil está perfectamente delimitado y separado físicamente del edificio donde se están terminando de realizar las obras del colegio. Sin embargo, asegura que no es fácil separar la mirada de los escombros y vallas que se observan desde fuera del colegio.

Pese a esto, está convencida de que las cosas funcionarán muy bien y asegura que si hubiesen visto mal la situación para abrir no lo hubiesen hecho, por lo que tienen que estar muy convencidos de que está todo en regla.

Pedro Caceo, director general de Planificación y Centros Docentes, afirma que los 40 niños que han solicitado la plaza en este centro estarán perfectamente sin ningún peligro, pese a que tendrá ciertas limitaciones, como el comedor, que se encuentra en el edificio que permanece en obras, pero que estará finalizado en enero.

DÍAS PREVIOS AL COMIENZO

Como el resto, nuestras madres llevan varias semanas últimando detalles para que el primer día de sus hijos sea perfecto. Entre reuniones para hablar del material que utilizarán los niños, la compra de los libros, el material escolar y los libros pasan los progenitores las últimas horas.

En cuanto al gasto que puede suponer el llevar a un niño al colegio, ambas madres coinciden en que es desmesurado. Silvia llevará a su hija a Escolapias, un colegio concertado en el que es obligatorio el uniforme, “este primer año sólo llevan chandal, pero entre eso, la bata, un libro que llevan de inglés y alguna cosa más ya me ha gastado más de 160 euros sin que empiece la clase”.

Cristina, por otro lado, llevará a su hija a Siete Infantes, un colegio público, aunque no por eso disminuye el gasto, “he tenido que comprar los libros, el material, la bata y ropa para todos los días...hubiese preferido tener uniforme”, afirma Cristina.

A todo esto hay que añadir gastos como las actividades extraescolares, el servicio de comedor del colegio o el de guardería antes comentado que aumentan aún más si cabe el presupuesto del que deben disponer los padres.

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