Juicio contra un ex alto cargo de los Jemeres Rojos

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Kaing Guek Eav, más conocido por su nombre de guerra 'Duch', dirigió la prisión S-21, el principal centro de interrogatorios y torturas del régimen de los Jemeres Rojos en Camboya en los años setenta. Durante el juicio que se celebra contra él, 'Duch' declaró que aceptó el cargo para salvar su vida y la de su familia.

“Mi familia vivía con miedo. Intenté evitar ser el jefe de la prisión, pero los líderes de los Jemeres Rojos rechazaron mis peticiones”, señaló Duch ante el tribunal auspiciado por la ONU. “Hice lo que pude para sobrevivir. Trabajé duro, de diez a 14 horas al día, porque temía que me mataran”, añadió.

Duch es el primer ex alto cargo del régimen de Pol Pot que será procesado por este tribunal internacional, que juzgará a otros cuatro antiguos líderes de los Jemeres Rojos por los crímenes cometidos durante los cuatro años que gobernaron Camboya. periodo en el que casi dos millones de personas murieron asesinadas, por hambre o cansancio en los denominados “campos de la muerte”.

Los otros detenidos son el lugarteniente de Pol Pot, Nuon Chea; el ex presidente Khieu Samphan, el ex ministro de Exteriores, Ieng Sary, y la mujer de éste y ex ministra de Asuntos Sociales.

En su declaración, Duch, ex profesor de matemáticas que fue detenido en 1999, explicó que se unió a la revolución comunista en 1975 porque pensó que esto podría ayudar a salir de la pobreza a su familia.

En su testimonio, Duch confesó, una vez más, su implicación en la muerte de las 14.000 personas que pasaron por la prisión S-21, pero aclaró que sólo cumplía órdenes. De ser hallado culpable, se enfrenta a una sentencia de cadena perpetua.

A principios de esta semana, algunos de los antiguos alumnos de Duch dieron testimonio sobre la dedicación con su trabajo como profesor y manifestaron su sorpresa por las declaraciones que se han ido entregando en el tribunal sobre los horrores cometidos en la prisión S-21.

Pol Pot, militar y político camboyano, es considerado el arquitecto del régimen que gobernó el país entre los años 1975 y 1979, uno de los más crueles de la historia del siglo XX. El régimen de los Jemeres Rojos estaba obsesionado con que una red de espionaje extranjera se había infiltrado en el país y acusó a miles de personas de colaborar con el enemigo.

Hasta ahora, los investigadores sólo han podido encontrar a ocho personas que hubieran salido con vida del mayor centro de detención y torturas del régimen y que pueden testificar contra sus verdugos.

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