Los desplazados vuelven a casa sin medios para vivir

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Casas destruidas, desempleo, tiendas y escuelas desmoronadas... Esta es la situación con la que se han encontrado miles de pakistaníes al volver a sus ciudades en el noroeste del país, tras verse a obligados a huir de allí por los duros combates que mantenían las fuerzas talibán con el Ejército nacional.

Dos meses después de que el conflicto se diera por acabado, más del 80% de los 2,2 millones de desplazados internos vuelven a sus casas, a pesar de que todavía se siguen produciendo enfrentamientos aislados.

Por su parte, el teniente general Nadeem Ahmed ha afirmado sentirse sorprendido por la rapidez con que ha ocurrido todo, tanto la duración de las operaciones militares como el regreso de los desplazados. “Hasta ahora, más del 80 por ciento de la gente ha regresado a su casa”, declaró Ahmed, jefe del Grupo Especial de Apoyo a los desplazados.

El conflicto en la Provincia de la Frontera Noroeste (NWFP) ha provocado uno de los desplazamientos más masivos de los últimos tiempos en muy pocas semanas. Cerca de 2,2 millones de personas se vieron obligadas a huir de sus hogares en abril y buscar refugio en campamentos o con familiares.

Las familias comenzaron a volver a partir de junio, cuando el gobierno de Pakistán declaró la victoria sobre los feudos talibán de esta provincia fronteriza con Afganistán. Pero mucha gente ha encontrado sus casas destruidas y todavía intentan volver a la normalidad.

Sin embargo, el teniente general rechazó la preocupación que han manifestado algunos cooperantes acerca de la frágil seguridad de la zona, y aseguró que la población no está en riesgo a pesar de que el Ejército continúa con sus operaciones contra la insurgencia. Incluso afirmó que los civiles ayudan a los militares a dar caza a los milicianos que aún permanecen en el lugar.

“Hay algunos que nos dicen: os llevaremos a los túneles, os llevaremos a los alijos, os llevaremos a los lugares en los que han almacenado munición y explosivos y chalecos para suicidas”, explicó Ahmed.

A pesar de todo, reconoció que llevará tiempo eliminar por completo la huella que ha dejado la insurgencia talibán en la Provincia de la Frontera Noroeste, lo cual, añadió, no quiere decir que la gente no pueda volver a su vida normal. “Las insurgencias no desaparecen en meses, desaparecen en décadas. Lo hemos visto en nuestra propia región, en Sri Lanka, India y Afganistán, pero esta es la primera vez que hablamos de abordar este tema de forma tan efectiva en meses”, subrayó.

Mientras la vida de los antiguos desplazados no está siendo nada fácil en su regreso. En la ciudad más importante del valle del Swat, Mingora, la gente se enfrenta a una situación económica muy difícil que da pocas opciones a la población. Según Shaukat Salim, un abogado de la localidad y activista defensor de los derechos humanos, “hay toque de queda en muchos lugares fuera de Mingora”, por lo que la gente “no puede trabajar o moverse libremente, lo que significa que no puede ganar dinero”.

Ante esta situación, mucha gente se ha visto obligada a vender propiedades como muebles de sus casas, joyería y otros bienes para sobrevivir. “Dentro de poco no les quedará nada para vender”, avisó Salim en declaraciones a la agencia de noticias humanitarias de la ONU. Otras personas han vuelto a su pueblo o ciudad, pero se han encontrado con que su casa había desaparecido por los combates.

Por otro lado, la destrucción de tiendas, escuelas y oficinas ha hecho que otros vecinos de Mingora no tengan medio de vida a su regreso. “Mi marido era limpiador en una clínica, pero está cerrada porque resultó dañada y el propietario se ha ido a Peshawar. Ahora pedimos limosna a nuestros vecinos”, explicó una mujer, que añade que los comercios de la zona ya no les quieren dar nada.

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