Más de dos millones de iraquíes sufrirán las consecuencias de la sequía

Irak vive su día a día en compañía de la violencia, los continuos atentados y el caos más absoluto. Sin embargo, a esta lucha diaria tiene que sumar un problema más que agravará la situación de millones de personas en el país. El actual período de escasez de lluvias que vive el territorio iraquí podría dejar a más de dos millones de personas en el sur del país sin electricidad ni agua potable.

Durante las últimas semanas, el ya de por sí débil suministro de electricidad de Nasiriya, la cuarta ciudad más grande del país, ha caído en un 50% debido al descenso en picado de los niveles de agua del río Éufrates, que tan sólo tiene en marcha dos de las cuatro turbinas generadoras de electricidad.

Los ingenieros han advertido de que si se cumplen las predicciones, la caída del nivel del río en los próximos quince días obligará a cerrar las únicas dos turbinas que se mantienen en funcionamiento, dejando completamente a oscuras a la ciudad iraquí.

Además, la ausencia de agua dulce ha propiciado un incremento tan drástico de los niveles de salinidad que ha obligado a la evacuación de 3.000 personas en dos ciudades cercanas. “No podemos continuar bebiendo de este agua”, indicó una mujer afectada por la situación. “Nuestros animales han muerto todos y muchas personas han caído enfermas”, lamentó en declaraciones al diario 'The Guardian'.

Las autoridades iraquíes han intentado frenar en los últimos meses la magnitud de la crisis que encuentra su explicación en causas naturales aunque también en la influencia del hombre.

La drástica caída de los niveles de lluvia en los últimos dos inviernos ha ido acompañada de seis años de inestabilidad en el sur del país donde la industria apenas ha evolucionado y la agricultura lucha por resolver la mitad de las necesidades de subsistencia.

“Durante miles de años, las tierras agrícolas iraquíes fueron muy ricas, con cultivos de trigo, arroz y cebada”, indicó Salá Aziz, del Ministerio de Agricultura iraquí, quien agregó que el cien por cien de las tierras estaba en uso. Sin embargo este año “apenas hemos podido utilizar el 50% del terreno, lo que significa que no podremos abastecer ni el 40% de la demanda de vegetales y frutas del país”, lamentó.