Lo peor, para las mujeres

Aunque los especialistas aclaran que no se trata de una enfermedad en sentido estricto, el síndrome postvacacional se manifiesta provocando en la persona afectada una serie de molestias físicas (sensación de cansancio, falta de apetito y dolores de cabeza) y de ámbito psicológico (irritabilidad, desasosiego y falta de concentración).

Según el vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina de familia y comunitaria (SemFYC), Asensio López, lo más importante es tener claro que se trata de algo pasajero, que suele remitir en algunos días y que es una respuesta fisiológica natural ante un proceso de cambio, por lo que recomendó “adoptar una actitud positiva y no centrarse en las molestias”. El síndrome postvacacional es más propio de la gente joven, por debajo de los 40 años“, señala López, algo que atribuye a que la gente mayor rara vez se queja, mientras que en el caso de los jóvenes está relacionado con un patrón cultural y con su forma de vivir.

El vicepresidente del SemFYC añadie que en las consultas comprueban cómo las mujeres se ven más afectadas por el síndrome postvacacional, algo que atribuyó a la “duplicidad del trabajo de la mujer en España” porque, además del trabajo fuera de casa, en la mayoría de las familias son las encargadas de las tareas del hogar. “Las mujeres no consiguen un período de vacaciones absolutas al tener que seguir llevando la casa, por lo que cuando se incorporan a trabajar han descansado menos y tienen la sensación de sobrecarga al tener que activar la doble tarea, fuera y dentro del hogar, que se les encarga socialmente en comparación con los hombres”, concluyó.