¿Voluntad negociadora?

Rioja2

0

Cuando la táctica y lo coyuntural mandan, los acuerdos se vuelven imposibles, la confusión se instala entre los afectados y la opinión pública. Hay que encomendarse al desenredador, suplicando a quien haga falta que el desenredador aparezca en escena. A partir de ahí, no se pueden admitir quejas contra la acción del gobierno. Hacen lo que pueden, con un pequeño margen de maniobra.

Complicado alcanzar acuerdos con quien te descalifica. La indiscreción de los micrófonos abiertos que no hace muchas semanas permitieron conocer la opinión del presidente de la CEOE, que inculpó directamente de la crisis al presidente del Gobierno, lo que es una auténtica bobada, pero indica al menos dos cosas, el bajo nivel de inteligencia de la persona que lo formula y el profundo desprecio hacia el afectado. Aunque pudiera no ser ninguna de las dos cosas, sino una estrategia para hacer descarrilar unas negociaciones imprescindibles para afrontar el momento económico.

Al cabo de pocos días debían culminarse las conversaciones a tres partes, empresarios, trabajadores y gobernantes. No era posible. Los directivos de la CEOE que actúan en nombre de los empresarios no estaban por la labor.

Podemos estar seguros que esta actuación no está influenciada por el Partido Popular. El pensamiento de la dirección de la CEOE va más allá de las posiciones políticas, es autosuficiente, y además cabe dudar que esta ruptura beneficie los intereses electorales del PP, aunque solo sea por el hecho de que 3 años es un plazo muy largo en las actuales circunstancias.

Una lástima que se desaproveche la ocasión que nos ha brindado la durísima situación económica que vivimos, paliada en gran medida por el ascenso de la economía sumergida. La postura del gobierno de la nación de dar por concluida esta fase de negociaciones, y tomar acciones sobre el modelo de trabajo y empresarial, muestra una voluntad y un criterio, que es de agradecer. No se puede seguir dando largas a una situación crispada y confusa.

La estrategia de la CEOE de tratar de sentarse a solas con sindicatos, no deja de ser una bufonada. Los acuerdos eficientes sólo se alcanzan con la unión de las voluntades de las tres partes, es decir el gobierno político debe formar parte del acuerdo. No cabe pensar que la estrategia pase porque sindicatos y empresarios formen una pinza de presión sobre el gobierno. Salvo que se suponga al gobierno una gran debilidad política. Si esto fuera así, estaríamos ante un análisis muy poco inteligente de quien lo formula.

Es grave la irresponsabilidad de los representantes empresariales que pone de manifiesto esta situación. Perdemos un tiempo y una ocasión. Resulta imprescindible una reforma estructural, pero sólo será viable bajo tres condiciones: Que afecte al modelo de empresa, es decir a la forma de dirigirla al mismo tiempo que al mercado del trabajo; que se desarrolle en el tiempo y con el ritmo asumible por todas las partes y que sea el fruto de un acuerdo entre todas las partes implicadas, empresarios, trabajadores y gobierno, que deben asumir los costes derivados de los acuerdos.

Etiquetas
stats