Gestión precaria en Ascó I

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Tras la polémica que se generó en torno al cierre o prolongación de la central nuclear de Santa María de Garoña, la seguridad de las centrales nucleares vuelve a dividir a la opinión pública española, ahora con el caso de la central de Asco I , en Tarragona.

Después de ver cómo el reactor de Ascó I se paraba por segunda vez, durante la semana siguiente a su conexión a la red tras la recarga, la asociación ecologista Greenpeace ha denunciado que la Asociación Nuclear Ascó Vandellòs, ANAV, propiedad de ENDESA e IBERDROLA, sigue ostentando el récord absoluto de notificación de incidentes de seguridad al Consejo de Seguridad Nuclear.

Según Greenpeace, dos de las centrales que gestiona ANAV, Vandellòs II y Ascó I, han protagonizado los dos incidentes más graves de la historia nuclear española, sólo después del grave incendio que provocó el cierre definitivo de Vandellòs I. Además, afirma la asociación, ambos incidentes también han originado las sanciones económicas más altas impuestas a los propietarios de una instalación atómica.

“Los hechos demuestran que la antigüedad de de las centrales nucleares, además de aumentar el peligro para la salud pública y el medio ambiente, lastra el sistema eléctrico español”, ha declarado Anna Rosa Martínez, delegada de Greenpeace en Cataluña. “El gobierno de Zapatero debe cumplir su compromiso electoral cuanto antes, e instaurar un calendario de cierre, progresivo pero urgente, de las centrales nucleares españolas”, ha destacado Martínez.

Para Greenpeace ni las sanciones económicas, ni los escándalos, ni el cambio de directivos, ni las instrucciones del Consejo de Seguridad Nuclear han modificado la pobre cultura de la seguridad de la empresa. Para la organización ecologista, el caso de Ascó I ilustra los problemas del envejecimiento del parque nuclear español.

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