"ENTONCES ÉRAMOS APENAS 10"
Pepe también añadió que, cuando él empezó a recorrer la Ruta Xacobea, eran apenas "10 personas" las que partían desde Roncesvalles, y son "casi 200", por lo que "muchos de ellos no llegan a completar el recorrido". 'El peregrino de La Rioja', que todos los años finaliza la Ruta en Fisterra, llevaba hoy 15 kilos a la espalda y un ramo de flores atado en un extremo del bastón. "Son para poner en los lugares de la Ruta en los que murió algún peregrino", confesó.
Pepe es sólo uno de los miles de peregrinos que hacen coincidir su llegada a la meta de la Catedral compostelana con la noche grande de las Fiestas del Apóstol, que vivirá su cumbre con el espectáculo de luz y sonido de los tradicionales fuegos.
Andalucía, Madrid, País Vasco, Castilla-León o Cataluña son algunas de las procedencias de los peregrinos que se entrecruzan en el Camino con ingleses, franceses, alemanes o japoneses. Hoy la estampa más frecuente en las cuatro plazas que rodean la Catedral es ver grupos de caminantes, pero sin sus habituales mochilas, que por cuestiones de seguridad, han tenido que dejar bien en sus albergues o depositadas en los lugares habilitados: la dársena en Juan XXIII o Oficina del Peregrino.
Las más variopintas formas para realizar el Camino se plasman estos días en la Praza do Obradoiro. Bicicletas y tándem llegan junto a los peregrinos hasta los pies de la Catedral, aunque otros que hacen la ruta a caballo se ven obligados a dejar a sus compañeros a las afueras de la ciudad.