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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

“En la lucha contra el sida no podemos permitirnos bajar la guardia”

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Con motivo del congreso anual de la Sociedad Internacional de Sida (IAS, por sus siglas en inglés), los expertos celebran el perfeccionamiento de las terapias contra la enfermedad con dos importantes cautelas: la inversión en programas contra el VIH no puede decaer y la prevención sigue siendo la mejor herramienta para salvar vidas. Entre ellos, Javier Pinilla, presidente del Comité Ciudadano Anti-Sida en La Rioja, desgrana algunos de los avances más importantes en este área y advierte que no nos hemos librado de esta pandemia.

En La Rioja, como en el resto de regiones de países con más recursos económicos, la enfermedad está relativamente controlada, y se ha observado una mejora en los últimos años (España llegó a ser en el pasado el país europeo con mayor número de nuevos casos), pero según Pinilla no es momento de lanzar las campanas al vuelo. “La Rioja -recuerda- es una de las pocas comunidades que tiene un registro de casos de sida pero, como en el resto del país, el descenso de nuevos casos no es tan acusado si hablamos de contagios del VIH (personas que han contraído el virus sin desarrollar la enfermedad)”.

“Aunque los nuevos medicamentos permiten que se viva con sida como se vive con otras condiciones crónicas, estamos ante una enfermedad grave que produce sufrimiento y estigmatización social. No podemos perderle el respeto”, sentencia.

LA PRUEBA ¿PARA TODOS?

Javier Pinilla está de acuerdo con su colega Santiago Moreno, que acaba de plantear la utilidad del cribado universal (practicar las pruebas a toda la población), “siempre que se respete la libertad individual”.

“En teoría -opina-, implantar programas de detección universales, similares a los que ya están en marcha para otras enfermedades, sería una buena estrategia para detectar y tratar los casos ocultos, especialmente sabiendo que el 30 por ciento de los diagnósticos se producen cuando la enfermedad ya está en fases avanzadas y es mucho más difícil de tratar”. Sin embargo, matiza que “dado que estamos ante una enfermedad con implicaciones sociales complejas, que sigue suponiendo un estigma, habría que ser especialmente cuidadosos para respetar la libertad de cada individuo dentro del proceso”, añade.

En esta línea, en la sesión de ayer en el congreso de la IAS, Wafaa El-Sadr, de la Universidad de Columbia (Estados Unidos), destacaba la necesidad de crear una infraestructura apropiada para hacer frente a los 'otros factores' relacionados con la infección. “El sida afecta a las familias, no sólo a las personas -advertía- y también se asocia con una importante marginación social”.

PROYECTOS RENTABLES

Pinilla celebra también los estudios que demuestran que los programas para combatir el sida repercuten en la calidad de todo el sistema sanitario. Es un fenómeno estudiado en países pobres, pero que también se pone de manifiesto en estados con más recursos.

“Además del sufrimiento que la enfermedad genera de por sí, otro factor es que suele presentarse entre los 30 y los 40 años, una etapa muy productiva de la vida. Nosotros hemos comprobado que el mejor control de la enfermedad reduce costes al conjunto del sistema, tanto en tratamientos como en ingresos hospitalarios, y además permite una mayor integración social y un retorno a la actividad laboral, con lo que eso comporta para los pacientes y para la actividad económica en general”, declara. También se remite a los estudios que demuestran que tratar a tiempo el sida “reduce la incidencia de otras enfermedades infecciosas, como la tuberculosis y la malaria”.

“Lo cierto es que ha habido momentos en los que la inversión en materia de sida parecía elevada, pero ha quedado demostrado que es rentable en términos farmacoeconómicos”, concluye.

LA NUEVA ERA

“Con el descubrimiento de nuevas terapias, como los inhibidores de la proteasa, el tratamiento del sida ha dado un giro impensable hace unos años”, cuenta este experto. “Hay equipos españoles participando en ensayos sobre trasplante hepático, el primero que se planteó dado que la coinfección por hepatitis C era un problema clave en la población con sida; pero también se llevan a cabo trasplantes de corazón, hay hallazgos francamente esperanzadores, con resultados comparables a los de los de los pacientes sin VIH”, valora. Para él es fundamental tener presentes esas mejoras terapéuticas, “impensables hace unos años”.

Precisamente en la conferencia de Sudáfrica otro grupo de investigadores españoles recibirá una distinción por su trabajo en genética y respuesta a los tratamientos contra el virus. La ciencia sigue avanzando.

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