Deportados sin garantías legales

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En los últimos seis meses, más de 200.000 inmigrantes afganos han sido expulsados de Irán, una cifra que marca un aumento de un 25 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado. La mayoría de los deportados son varones que han viajado hasta Irán con el objetivo de encontrar un empleo.

Irán, que alberga cerca de 900.000 refugiados afganos registrados, ha deportado casi un millón de ciudadanos afganos considerados “inmigrantes ilegales” durante los últimos tres años, de acuerdo con las agencias humanitarias y los responsables gubernamentales. La mayoría de los expulsados denuncian que han recibido maltrato por parte de las fuerzas de seguridad iraníes.

“Estaba trabajando en la construcción cuando la Policía me arrestó (...), me golpearon con porras y me pusieron en una celda durante tres días, después de lo cual me enviaron de vuelta a Afganistán sin permitirme recoger mi paga ni saldar mis deudas en Irán”, asegura uno de los afectados.

Por su parte, el Gobierno iraní ha rechazado siempre las acusaciones de violencia. Sin embargo, en esta ocasión, la Embajada de Irán no ha realizado ninguna declaración al respecto.

El Gobierno afgano, la naciones Unidas y otras agencias humanitarias han pedido en repetidas ocasiones a Irán que se asegure de que las deportaciones se realizan humanitariamente y de forma gradual. A mediados de 2007, una deportación a gran escala de Irán dejó a miles de personas en necesidad urgente de ayuda y dos ministros fueron despedidos por su fracaso a la hora de tratar esta cuestión.

Uno de los asesores del Ministerio para las Cuestiones de los Refugiados afgano, Noor Mohamad Haidari alega que la situación en Afganistán no es la adecuada para que los ciudadanos que han dejado el país puedan reintegrarse. Por este motivo, Haidari pide ''a Irán y a otros países de acogida que no deporten a los inmigrantes afganos“.

Un informe del Departamento de Estado norteamericano, publicado el año pasado, apunta que Afganistán es una fuente, destino y ruta de tránsito para el tráfico humano en el sur de Asia. Las mujeres, niños y hombres son objeto del tráfico dentro y fuera del país para la explotación sexual, el matrimonio forzoso, para pagar deudas o terminar con disputas.

Afganistán comparte una frontera de 936 kilómetros con Irán, una ruta que propicia el tráfico de drogas y de personas. En este sentido, Haidari indicó que “el Ministerio del Interior debe mejorar el control aduanero y también debería enfrentarse a los grupos que se dedican al tráfico humano en el país”.

Aunque todavía queda mucho, el informe del Departamento de Estado de EE.UU indica que el Estado afgano está haciendo grandes esfuerzos para controlar el tráfico de seres humanos.

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