La impunidad de los crímenes de guerra en Palestina e Israel

Amnistía Internacional ha publicado un nuevo informe sobre la impunidad de los crímenes de guerra cometidos en Gaza y el sur de Israel durante el conflicto de 22 días ocurrido a principios de este año.

Las fuerzas israelíes acabaron con la vida de centenares de civiles palestinos desarmados así como con millares de viviendas en Gaza. Amnistía denuncia que estos ataques violaron las leyes de la guerra. El informe documenta el uso por parte de Israel de armas de campo de batalla contra una población civil que se hallaba atrapada en Gaza sin posibilidades de huida.

La magnitud e intensidad de los ataques contra Gaza no tenían precedente. Entre los 1.400 palestinos que mataron las fuerzas israelíes había unos 300 niños y niñas y centenares de civiles desarmados más, que no tomaban parte en el conflicto. Además, más de 3.000 viviendas fueron destruidas y unas 20.000 sufrieron daños por los ataques israelíes. Según el informe, gran parte de esta destrucción no era necesaria por razones militares.

El informe revela que la mayoría de las muertes fueron perpetradas con armas de alta precisión, que los combatientes contaban con aviones de vigilancia teledirigidos no tripulados cuyo excelente sistema óptico permitía ver con detalle el blanco. A otras las mataron con armas poco precisas -incluidos proyectiles de artillería con fósforo blanco, sustancia jamás utilizada anteriormente en Gaza- que no deben emplearse nunca en zonas con gran densidad de población.

Amnistía Internacional pudo comprobar sobre el terreno que las víctimas de los ataques que investigó no habían muerto por haberse visto atrapadas entre dos fuegos ni porque estuvieran sirviendo de protección a combatientes u objetos militares. Muchas murieron al ser bombardeadas sus casas mientras dormían, o mientras simplemente descansaban o realizaban labores en el hogar. El informe destaca como, además, se atacó reiteradamente a personal paramédico y a ambulancias que acudían a socorrer a personas heridas o a recoger cadáveres.

“No se pueden explicar tantas muertes de niños y niñas, así como de otros civiles, calificándolas sin más de ‘daños colaterales’, como hace Israel –ha manifestado Donatella Rovera, quien encabezó una delegación enviada por Amnistía Internacional a Gaza y el sur de Israel para realizar labores de investigación sobre el terrero durante el conflicto y después de él-. Quedan muchas cuestiones sin responder en torno a estos ataques y al hecho de que siguieran llevándose a cabo a pesar del creciente número de víctimas mortales civiles que estaban causando.”

Por su parte, Hamás y otros grupos armados palestinos dispararon centenares de cohetes contra el sur de Israel, que mataron a tres civiles israelíes, hirieron a decenas más y obligaron a miles de personas a evacuar sus hogares. “Estos ataques ilegítimos constituyen crímenes de guerra y son inadmisibles”, añadió Rovera.

Conclusiones y recomendaciones de Amnistía Internacional

La conclusión de Amnistía es que ninguna de las dos partes se ha mostrado interesada en modificar sus prácticas y cumplir las disposiciones del derecho internacional humanitario.

El ejército israelí no ha respondido a las reiteradas peticiones que le ha hecho Amnistía Internacional durante los últimos cinco meses para que le proporcione información sobre los casos específicos descritos en su informe y se reúna con la organización para hablar de sus conclusiones.

Hamás, por su parte, sigue justificando los ataques con cohetes que se lanzaron a diario contra ciudades y pueblos del sur de Israel. Aunque menos letales, los ataques efectuados con cohetes no guiados violan el derecho internacional humanitario, y, según ha declarado Donatella Rovera, “no pueden justificarse en ninguna circunstancia.”

Además de cohetes Qassam de fabricación local, los activistas armados palestinos dispararon cohetes de tipo Grad, proyectiles de mayor alcance introducidos clandestinamente en Gaza por los túneles que comunican con Egipto.

Si ambas partes actuaran de acuerdo con el derecho internacional, iniciarían investigaciones criminales en sus tribunales nacionales, siempre que haya indicios suficientes de comisión de crímenes de guerra u otros delitos de derecho internacional para detener y poner a disposición judicial a los presuntos responsables.

Amnistía pide a la comunidad internacional que suspenda todas las transferencias de material y asistencia de caracter militar a Israel y a Hamás y los demás grupos armados palestinos hasta que en la zona desaparezca todo indicio de violación del derecho internacional.

La organización pide a Israel que se comprometa a no llevar a cabo ataques directos, indiscriminados y desproporcionados contra civiles, a no utilizar artillería, morteros ni armas de fósforo blanco en zonas densamente pobladas y a poner fin al bloqueo que mantiene sobre la Franja de Gaza, con el que está infligiendo un castigo colectivo a toda su población.

Amnistía Internacional insta a Hamás a que renuncie a su política de ataques con cohetes contra centros de población civil de Israel e impida que otros grupos armados realicen tales ataques.

Por su parte, la organización pide a la comunidad internacional que apoye sin reservas la misión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU encargada de investigar la operación.

Palestina e Israel critican el informe

Según recogieron diversos medios nacionales e internacionales, el ejército israelí declaró mediante un comunicado emitido poco después de la difusión del informe, que el documento de Amnistía “no es equilibrado”, pues “ignora los esfuerzos del ejército israelí para evitar al máximo que los civiles no combatientes se vean afectados” por la ofensiva.

El portavoz de Hamas, Sami Abu Zuhri, también mostró su oposición a las conclusiones de este informe, afirmando que no era “ni equitativo, ni equilibrado”.

“Lanza acusaciones falsas contra el Hamas, al tiempo que reduce la gravedad de los crímenes cometidos por el ocupante israelí. Trata de confundir y de ofrecer una oportunidad para esconder la magnitud de los crímenes israelíes”, declaró Zuhri en una conferencia de prensa. “Pone al verdugo y a la víctima en un pie de igualdad”, añadió.