El Ejército de Honduras frustra la llegada de Manuel Zelaya

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El Ejército de Honduras ha conseguido impedir la entrada en el país del derrocado presidente Manuel Zelaya la pasada madrugada madrugada. Su operación también ha causado la primera víctima mortal en Honduras desde el golpe de Estado del pasado 28 de junio: un joven de 19 años.

Cuando la multitud que esperaba a Zelaya en los alrededores del Aeropuerto Internacional de Tocotín, en Tegucigalpa, intentaron tomar la pista de aterrizaje del aeródromo, el Ejército abrió fuego y lanzó bombas lacrimógenas. Esta medida se tomó, según la versión oficial, para controlar a la masa.

Un periodista de la cadena Telesur ha informado que había presenciado el cadáver de un joven tras el incidente. Las imágenes emitidas por la cadena mostraban a una multitud enfurecida calificando de “asesinos” a los soldados, varias personas heridas y de múltiples ambulancias acudiendo al lugar para atender y trasladar a los afectados.

Poco después de las 16.00 horas en Honduras, fuentes médicas confirmaban que las balas disparadas por los militares habían causado la muerte de al menos una persona y decenas de heridos. El fallecido es Obed Murillo, un joven de 19 años que recibió un disparo en la cabeza.

El aparato en el que viajaba Manuel Zelaya fue captado por las cámaras de la televisión sudamericana sobrevolando en círculos el aeropuerto, lo que provocó el entusiasmo entre sus seguidores y la rápida movilización del Ejército. Dos camiones militares se colocaron en el centro de la pista de aterrizaje y al menos otros tres vehículos más se apostaban en los extremos de la misma para evitar su aterrizaje .

Manuel Zelaya, en una nueva comunicación telefónica con Telesur, confirmaba que las autoridades aéreas les habían denegado el aterrizaje y les habían amenazado con ser interceptados por aviones de las Fuerzas Aéreas. Los pilotos de la aeronave en la que viajaba no podían aterrizar con obstáculos en la pista, tal y como informaron a Zelaya. Viajaba desde Washington acompañado por el presidente de la Asamblea General de la ONU, Miguel D'Escoto.

Ante estos acontecimientos, el Gobierno 'de facto' encabezado por Roberto Micheletti, adelantó en tres horas el toque de queda decretado para esa noche, las televisiones, radios y periódicos tardaron horas en informar sobre lo que calificaron como un “intento de violar el espacio aéreo”.

Ante la imposibilidad de pisar suelo hondureño, Zelaya comunicaba en ese mismo momento su intención de viajar a San Salvador para evaluar la situación junto con el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, y los presidentes de Ecuador, Rafael Correa, de Argentina, Cristina Fernández, y de Paraguay, Fernando Lugo.

En torno a las 9.30 horas, Manuel Zelaya comparecía ante los medios desde el Salvador junto al presidente del país, Mauricio Funes. Zelaya tildó de criminales a los dirigentes del Gobierno 'de facto', a los que responsabilizó de la muerte de Murillo. “Es un acto criminal que no puede quedar impune. Los criminales no pueden dirigir un país”, afirmó.

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