La Federación de Rumanos española condena los sucesos de Irlanda del Norte

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El presidente de la Federación de Asociaciones Rumanas (FEDROM), Miguel Fonda, ha afirmado hoy que descarta la posibilidad de que pudieran llegar a producirse en España brotes de racismo y xenofobia contra el colectivo rumano como los registrados durante las últimas semanas en Irlanda del Norte.

Fonda ha señalado que el Ulster “es pequeño y está mal dotado de servicios sociales”, unas medidas que si bien no hacen desaparecer los brotes racistas en la sociedad, “por lo menos, los amortiguan”. Destacó también la ausencia de políticas de integración en la región.

En opinión del presidente de la Federación de Rumanos en España, este tipo de sucesos obedecen a “un cúmulo de factores” entre los que se encuentra “una inexistente política de integración” que hace “difícil” que estos irlandeses “entiendan la mentalidad” de un colectivo de diferente procedencia.

En su opinión, cuando en España surge un problema entre ciudadanos extranjeros y nacionales, la cuestión “se habla, se discute y se llega a un acuerdo”, lo que no ha ocurrido en Irlanda del Norte porque, según Fonda, “no son de ese planteamiento”. También ha lamentado que fuera precisamente en aquel país donde tuvieran lugar los brotes xenófobos, ya que los propios irlandeses “se han visto obligados a emigrar cuando se morían de hambre” y por tanto, conocen de primera mano lo que significa ser un inmigrante.

Los sucesos se produjeron la pasada semana, cuando un total de 100 ciudadanos rumanos de etnia gitana fueron víctimas de ataques racistas durante varios días, tras los cuales decidieron abandonar Irlanda del Norte. Tan solo 14 de ellos han decidido quedarse en la región del Ulster, 25 salieron ayer del país hacia Rumanía, y se calcula que los otros 75 viajarán esta misma semana.

El Departamento de Vivienda del ejecutivo ha costeado el importe de los vuelos de regreso, según explicó la consejera de Asuntos Sociales, Margaret Ritchie, que añadió “lamento profundamente que hayan decidido marcharse, pero es una elección personal”.

Los rumanos tuvieron que refugiarse en una iglesia en el sur de Belfast tras padecer durante varios días los ataques de un grupo de entre 15 y 20 jóvenes que les amenazaban y rompieron los cristales de sus casas. Contra los deseos de las autoridades, y a pesar de que los vecinos del barrio han condenado las agresiones, estas personas han preferido no seguir viviendo en Irlanda del Norte.

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