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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Carlos Alba en 'Los cuentos de La Luna'

Rioja2

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Formó parte del grupo Cháchara-Cuentacuentos (1994-2002), actuando en los más diversos espacios, como bibliotecas, teatros, cafés-teatro y fiestas. Creó dos espectáculos ('La aventura de la lectura', con Belén Rubio, y 'De color blanco', con Alicia Mohíno), para la Red de Bibliotecas de la Comunidad de Madrid, enmarcándose el primero en la animación a la lectura y el segundo en la educación en valores.

También realiza campañas escolares de apoyo para las asignaturas de “llingua asturiana” en colaboración con distintos concejos de Asturias. Participó en varios festivales de Oralidad, destacando el de Santiago de Cuba, donde interpretó el espectáculo Cellero, el monologuista y cuentos populares de diversas recopilaciones.

Carlos Alba presenta así su espectáculo: “Cellero fue mi bisabuelo, carretero que todos los días iba con sus bueyes camino de Avilés. Fue un personaje que dejó una huella honda en los suyos, para bien o para mal. Los carreteros solían ser fuentes inagotables para la tradición oral, pues solían cantar, contar historias de sus aventuras por los caminos y saber una buena cantidad de juramentos. De Cellero se cuentan, todavía hoy, muchos sucedidos, la gente se acuerda de verlo por las calles, en los chigres (tabernas), siempre con los bueyes, muchas veces borracho, dando saltos encima del carro.

Yo apenas lo conocí, pero lo recuerdo (aunque era más bien canijo) como un paisanón del que había que escapar cuando los niños estábamos jugando por la quintana (espacio que se encuentra enfrente de casa en la casería tradicional asturiana) y, sobre todo, si nos encontraba en la cuadra de los “gües”, donde no dejaba entrar a nadie.

Cuando me planteé construir un personaje con el que recuperar monólogos asturianos me acordé de él. Luego fue tomando vida propia con todo su mundo: Manolín, Lin, Fozmartiellu, Perico´l Facha, Pin, Pinón... y no sólo se limitó a hacer monólogos clásicos, también se metió a hablar de la actualidad y a contar cuentos, por supuesto a su manera. No sé qué pensaría aquel bisabuelo si levantara la cabeza y viera a su bisnieto hacer lo que hace... Una vez al año sus bisnietos hacemos una “fartura” y contamos histories de él y de otros. Es la “fartura los celleros”.

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