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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Una comedia con mala leche

Rioja2

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@page { size: 21cm 29.7cm; margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } 'Un Dios salvaje' habla de la fiera que llevamos dentro. Ese caballo desbocado que aparece tras un periodo de represión, dadas las naturales y lícitas normas cívicas necesarias para convivir en paz con el mundo. Lo que en un principio se presenta como una inocente conversación entre padres para solucionar los problemas de sus hijos, se convierte en una batalla campal.

Se reúnen dos parejas. El hijo de una de ellas, de nueve años, ha golpeado al de la otra pareja y deciden mantener una entrevista para arreglar el asunto con civismo. Con la misma delicadeza con la que comienzan su conversación, se inicia un cambio de actitud entre ellos. Éste lleva a otro un poco mayor y así, hasta desembocar en un enfrentamiento abierto.

Cada uno defiende su territorio y la lucha comienza entre ellos. Es el momento en el que surge de dentro de cada uno de esos personajes ese 'Dios salvaje', que se revela contra la insatisfacción en sus vidas. Una tragedia cuyas situaciones, tan extremas como reales, la convierten en una desternillante comedia, dejando intacto el mensaje sobre la complejidad en las relaciones humanas.

La directora, Tamzin Townsend, señala: ¿Qué sucede cuando la educación, las buenas maneras y los códigos de convivencia se derrumban? ¿Por qué sólo somos capaces de defender lo nuestro, sin entender ni compartir lo ajeno? ¿Qué pasa cuando los padres son peores que los hijos? Yasmina Reza, la autora, pone la respuesta en boca de uno de los personajes de esta obra: “Yo creo que en un Dios salvaje. Él es quien nos gobierna sin solución de continuidad, desde la noche de los tiempos”.

La directora inglesa afincada en España asegura que es una comedia que duele un poco. Tawzim Townsend, que ha cosechado grandes éxitos en la cartelera madrileña de teatro como 'En la cama' o 'Gorda', afirma que la crueldad que transmiten los personajes le ha impactado sobremanera: “Estoy sorprendida por lo lejos que están dispuestos a luchar los personajes para resolver el problema que han tenido sus hijos. Todos los textos que estoy tocando son muy modernos y contemporáneos. Además, tienen un punto en común: me gustan las comedias con mala leche”.

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