Cerrando las puertas al Sur

“Control democrático para la gestión de la Frontera Sur”, es el nombre del informe elaborado por el Servicio Jesuita a Migrantes España y que pone especial atención a las políticas de control de inmigración que la Unión está llevando a cabo. Estas nuevas medidas han producido un fenómeno que ha trasladado las fronteras de Europa hacia el sur. “La frontera española ya no está en Algeciras ni Canarias, se ha desplazado al sur, es lo que nosotros llamamos Frontera Sur. Dedicamos para el control fronterizo cuantiosos recursos en dinero, medios técnicos y personal. Los que llegan son unos héroes. Hoy, el control se hace en los países de tránsito. Ellos son los que hacen ese ingrato trabajo y nosotros los que los financiamos y los formamos”, afirma Cristina Manzanedo, coordinadora del informe.

La organización Jesuita española ha criticado duramente las políticas europeas y acciones de algunos de los países miembros que incluso violan el Derecho Internacional, interceptando a los inmigrantes en sus aguas nacionales, y violando así sus derechos de abandonar el propio país y de solicitar asilo.

También, según dicho informe, la violación de los derechos de los inmigrantes se sigue produciendo cuando logran alcanzar suelo europeo. La mayoría de las personas ni siquiera conocen su derecho a ser informado, asistencia jurídica, intérprete, recurrir la medida impuesta, etc.

Por otro lado, el documento denuncia irregularidades en los procesos de expulsión: “las detenciones y expulsiones de inmigrantes subsaharianos en el entorno africano de la Frontera Sur europea, que son habituales desde 2005, son aleatorias y muchas veces responden a factores externos, como visitas de autoridades europeas, llegadas masivas a Canarias o golpes policiales contra la droga.”

En definitiva, lo que se pide desde esta organización, que vive el día a día de los inmigrantes y, por lo tanto, conoce de cerca el fenómeno; es un compromiso real por parte de Europa. Un compromiso que se materialice con el desarrollo de unos canales efectivos para la migración legal, con el ajuste del discurso político sobre las migraciones africanas a los datos de la realidad, con intensificar su lucha contra las redes de trata y el tráfico de seres humanos, con un refuerzo de los derechos de los inmigrantes, y, por supuesto, revirtiendo todas las políticas que quiebran los espacios de libertad, seguridad y justicia en los entornos exterior e interior de las fronteras de la Unión Europea.