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El Rincón del Buen Decir: frases que me acompañan

Rioja2

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Las conversaciones están repletas de dichos y frases hechas que repetimos hasta la saciedad sin a penas darnos cuenta. Cada cinco palabras, tres forman parte de una expresión con la que resumimos un estado, una sensación o un sentimiento sin decirlo con esas precisas palabras. Son tan propias algunas de estas frases que ya no sabríamos qué términos utilizar como sinónimos de las situaciones que ellas expresan. En el Rincón de la semana, como ya han podido averiguar nuestros lectores, vamos a hablar de algunas de estas expresiones que están a la orden del día en nuestras conversaciones.

Hablemos de las discusiones. Cuando alguien llega tarde a una cita ineludible podemos echarle una bronca o, con una frase hecha, “cantarle las cuarenta”, una expresión bastante común que parece tener su origen en un juego de cartas donde se amenaza al contrario con la frase “te voy a cantar las cuarenta”, ya que es el jugador que reúne 40 puntos aquel que gana la partida.

Además, también podemos reprochar a nuestro colega que no ha llegado a su hora diciéndole aquello de “a buenas horas mangas verdes”, cuyo origen se remonta, según información recogida en Internet, a los siglos XVI y XVII en los que un ejército de los Reyes Católicos, ataviado con un uniforme que contaba con las mangas de color verde, llegaba siempre tarde al lugar donde era requerido. Si lo que queremos es evitar seguir discutiendo siempre podremos pedirle a nuestro interlocutor que “deje de echar leña al fuego”, ya que como las llamas, una discusión se aviva cuantos más argumentos para discutir añadamos. Y para zanjar de una vez por todas la bronca, sentenciaremos con “déjalo, que no está el horno para bollos”.

El “ligoteo” también da pie a introducir en la conversación numerosas frases hechas de mayor o menor ingenio. Si la persona que se nos acerca carece de interés para nosotros siempre podemos despacharlo con aquello de “anda, ahueca el ala”, frase que emula la primera fase del vuelo de las aves, que es ahuecar las alas para echar a volar. Si el chico o chica que se nos acerca es guapo y apuesto, está “de buen ver” o “para mojar pan”, una clara expresión gastronómica que hace referencia ese alimento tan exquisito.

Una vez superado el primer contacto con la persona entablaremos una conversación evitando en todo momento “hablar por los codos” para que nuestro interlocutor se sienta con nosotros “como pez en el agua” o, como diría un conocido “más a gusto que un arbusto”, (si le encuentran explicación a esta frase, por favor, mándenme un comentario explicándomelo). Si vemos que la cosa sigue adelante es porque hemos logrado “tener la sartén por el mango”, es decir, dominar completamente la situación. Si el asunto no funciona no importa, “cada mochuelo a su olivo”, vamos que cada uno se va a su casita, y “a otra cosa mariposa”.

¿Nunca han recibido una visita inesperada no del todo grata? Resolver lingüísticamente esta situación es sencillo, basta con soltar una expresión del tipo “éramos pocos y parió la abuela”, cuando la presencia de esa persona resulte un problema añadido, porque “sin comerlo ni beberlo”, es decir sin hacer nada, se ha encontrado con una dificultad extra. Si la visita es esperada y, además, se estaba hablando de la persona que aparece en ese mismo instante no es de extrañar que alguien llame al orden diciendo “hablando del rey de Roma”, dando paso al individuo en cuestión. Según varias páginas internautas consultadas, el origen de esta frase está en la palabra “ruin” en lugar de “rey” con la que se designa a las personas que aparecen cuando menos se las espera de forma sigilosa para sorprender a los demás. Después se modificó esta frase sustituyendo “ruin” por “rey”.

Si detrás de un problema viene otro, y después otro y otro más, si acumulamos conflictos pero siempre hay sitio para añadir uno nuevo, no es de extrañar que hartos de todo clamemos al cielo: “¡¡monto un circo y me crecen los enanos!!”, añadiendo un problema más si aumentan de tamaño los enanos, lo que daría por finalizado el número de circo que realizan.

Hoy en día están de moda numerosas expresiones. Por ejemplo, cuando se quiere que alguien haga algo rápido no hay nada mejor que decirle “ponte las pilas”, emulando a los conejitos de Duracell. Si los olvidos en alguien son habituales es porque “se le va la olla”, donde el sustantivo “olla” se utiliza como sinónimo de cabeza. Y si alguien está “durmiendo la mona” será resultado de una larga juerga colgado de la botella de ron o whisky.

Ahora imagínense la situación de alguien que le dice a su amigo “tío, eres de la cofradía del puño”. ¿Por qué creen que le puede decir esto? Sencillamente porque no quiere utilizar con él el adjetivo “tacaño”, ya que es esto lo que significa la expresión que simula una mano cerrada para no soltar lo que se tiene en ella, en este caso dinero. ¿Y si le dice que tiene “ideas de bombero”? Educadamente le estarán haciendo ver que tiene ideas un tanto extravagantes o poco normales.

Y bueno, queridos lectores, “sin comerlo ni beberlo” hemos dado fin al Rincón de esta semana. “Me doy con un canto en los dientes” si consigo que alguno de ustedes “se moje” y envíe algún comentario, aunque hace bastante tiempo que no recibo ninguno, el último lo recibí “cuando reinó Carolo por la tarde”. “En fin, Serafín”, “mañana será otro día”...así que: “hasta la semana que viene, si Dios quiere”.

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