“Una compañera de trabajo lloraba desconsolada”

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Los padres que tienen que escolarizar por primera vez a sus hijos este mes no dejan de preguntarse unos a otros cuántos puntos tienen, qué colegios son los mejores... El recuento de puntos está a la orden del día, y la 'psicosis de la instancia' contagia a quienes se enfrentarán al proceso el año que viene. Algunos se temen que sea una auténtica pesadilla.

“La diferencia entre centros es enorme, desde algunos muy prestigiosos hasta otros en los que hay redadas porque los alumnos consumen droga a las puertas del centro antes de entrar en clase todas las mañanas”, explica un padre al cual todavía no toca la 'tortura' de buscar colegio, porque su hija sólo tiene dos años. “El año que viene vamos a pasarlo mal. Yo tenía una compañera que lloraba desconsolada porque le había tocado un colegio verdaderamente conflictivo, y con sus pocos puntos para el baremo estaba planteándose llevarse al niño con los abuelos, que viven en Bilbao, para que fuera a otro centro”, explica.

“Estamos indignados -dice la madre de Lucas, que empieza también el 'cole' en septiembre-. No existe ninguna posibilidad de elegir, realmente estás en manos del azar, y aunque no hubiera grandes diferencias entre colegios, uno siempre intenta buscar lo que considera que es mejor”. “Si quieres evitar a tu hijo tener que cambiar de centro a los once años, por ejemplo, cosa que es inevitable si tienes que escolarizarlo en un colegio que no tenga los últimos ciclos, tampoco puedes hacerlo. La libertad de elección en el proceso es mínima”, añade. También se pregunta “por qué en la instancia te dan a elegir segundo y tercer centro de preferencia cuando, de no entrar en el primero, lo mandan a cualquier otro con plazas libres”. “Es una tomadura de pelo”, lamenta.

Los más resignados (o los que peor lo tienen por las letras de este año) se consuelan pensando que no hay tanta diferencia entre un colegio u otro, pero suena a impotencia. “Bueno, a mí me parece fundamental que la niña pueda ir a un centro bilingüe, pero me parece que su profesora de inglés particular tendré que ser yo toda la vida. Algunos centros que se anuncian como bilingües lo único que tienen son más horas de inglés que los demás, pero la comunicación con los alumnos por parte del personal no es bilingüe, no veo que todos los profesores hablen inglés con fluidez”, asegura.

INMIGRANTES... ESPAÑOLES

Las familias de otros lugares de España que viven en La Rioja hace poco también se quejan de que “aquí no hay ningún colegio privado, así que tenemos menos opciones, y encima no tenemos claro qué colegios son buenos y cuáles no, nos estamos dejando guiar por lo que nos cuentan, pero -claro- todo el mundo tiende a poner muy bien el colegio en el cual ya están sus hijos, no van a decirte después de tres o cuatro años allí que les ven flojos en alguna asignatura, probablemente ni se lo reconocerían a sí mismos aunque les pasase”, cuenta una madre.

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