Avances en investigación

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Avanzar e impulsar la investigación contribuirá a un mejor conocimiento de la enfermedad, y por extensión a mejorar la calidad de vida de los afectados. Y es que la investigación es la vía para obtener la curación de la enfermedad de Parkinson, o en su defecto para mejorar las terapias actualmente disponibles y conseguir una mejor calidad de vida de los afectados. “Sólo investigando se conseguirá reducir la necesidad de atención”, subraya el doctor Linazasoro.

Como ocurre en otras patologías degenerativas, en fases avanzadas la enfermedad de Parkinson se caracteriza por afectar, como mínimo, a dos personas: el enfermo y su cuidador. La progresiva dependencia del paciente requiere la presencia casi continua de otra persona que le ayude a realizar las actividades cotidianas y este papel suele, con frecuencia, recaer en un familiar.

Los trastornos psicológicos y conductuales tienen una importante prevalencia dentro de la enfermedad de Parkinson. De hecho, se calcula que entre el 40 y el 60% de los pacientes sufre depresión en algún momento de su enfermedad. Tal y como apunta la directora del Foro Español de Pacientes, “en los estudios longitudinales realizados de calidad de vida de pacientes y familiares se ha comprobado que la sintomatología a nivel motor de la enfermedad de Parkinson (pérdida progresiva de autonomía que imposibilita realizar las actividades cotidianas) incide negativamente en una fatiga física, pero también mental, que conlleva muchas veces estados emocionales de tristeza. De ahí la importancia de generar un clima de sensibilización a todos los niveles: médico, clínico, social, científico, psicológico y emocional.

Debido precisamente a que el origen de la enfermedad todavía es desconocido, los tratamientos actualmente disponibles son sintomáticos y están orientados a restaurar los niveles cerebrales de dopamina –responsable de las alteraciones motoras como el temblor, la rigidez o la bradicinesia-.

La levodopa –sustancia que en el cerebro se convierte en dopamina y cuyo déficit es el causante de la enfermedad- es el tratamiento más eficaz y el más utilizado. Aunque su administración produce una mejoría clínica en los pacientes, tras varios años de tratamiento, va perdiendo efectividad y se empieza a asociar con importantes efectos adversos. Gracias a nuevas combinaciones farmacológicas se consigue una mayor eficacia del tratamiento y durante más tiempo.

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