Los más afectados, los menos investigados

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En España, la incidencia del infarto de miocardio (número de casos por cada 100.000 habitantes) oscila según los estudios entre 135 y 210 casos en varones y entre 29 y 61 en mujeres de 25 a 74 años.

Dichas cifras sin embargo se elevan drásticamente en el caso de los ancianos. Ahora es cuando puede hacerse esta afirmación, pues hasta el momento la mayoría de los estudios se habían centrado solo en la población de mediana edad, careciendo de estimaciones precisas sobre los ancianos. Además, casi todos los estudios no tenían en consideración importantes aspectos psico-sociales como enviudar, vivir solo o la depresión, todos ellos posibles factores precipitantes de un infarto de miocardio.

La Red Española de Enfermedades Cardiovaculares (RECAVA) perteneciente al Instituto de Salud Carlos III del Ministerio de Ciencia e Innovación, es la mayor institución investigadora cardiovascular de nuestro país, englobando a más de 700 investigadores cardiovasculares que trabajan interconectados.

EPICARDIAN, eel estudio desarrollado por investigadores de la RECAVA y coordinado por Rafael Gabriel, representa el primer análisis que se realiza en España con 3.750 ancianos de la Comunidad de Madrid a los cuales se les ha hecho un seguimiento durante 10 años.

El doctor Gabriel que además de investigador de la RECAVA es Jefe de la Unidad de Epidemiología del Departamento de Investigación del Hospital La Paz de Madrid, ha comentado que “hasta ahora los ancianos y las mujeres estaban infrarrepresentados en los ensayos clínicos, porque las compañías farmaceúticas tienen principal interés en adultos de mediana edad, a pesar de que la principal carga de la enfermedad cardiovascular se produce en ancianos, debido al envejecimiento de la población por una mayor expectativa de vida”.

Entre los resultados obtenidos, publicados en la Revista Española de Cardiología, destaca que la incidencia de infarto es de 9 casos por mil habitantes/año en los ancianos, casi tres veces más que en las personas de mediana edad. Además, el trabajo demuestra que a partir de los 65 años, se reduce la diferencia de riesgo cardiovascular entre hombres y mujeres y que a partir de los 80 años el riesgo es seis veces mayor que a los 65 años. El estudio desvela también que factores de riesgo clásicos como el colesterol y el tabaquismo pierden peso a partir de los 75 años como desencadenantes de estas patologías.

El 50% de los participantes en el estudio estaban casados, el 30% eran viudos, un 17% solteros y un 3% divorciados. Con estos datos se ha querido analizar el hecho de que la mitad de los ancianos viven solos (sobre todo las mujeres), y la soledad es un factor de riesgo de depresión y esta a su vez de cardiopatía isquémica. Además, muchas veces sucesos vitales como el enviudar hacen que en los ancianos se precipite un acontecimiento cardiovascular agudo.

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