¿Tiene algo para dormir?

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En España un tercio de la población adulta y un 25% de los niños padecen algún trastorno del sueño, según datos hechos públicos por la Sociedad Española del Sueño. A pesar de que constituyen un problema global que afecta a la salud y la calidad de vida de más del 45% de la población, menos de un tercio de las personas con alteraciones graves del sueño busca ayuda profesional para solucionarlos.

Según una encuesta realizada por la revista Consejos de Tu Farmacéutico sobre una muestra de 600 participantes con motivo del Día Mundial del Sueño celebrado este mes, el 90,3% (542 encuestados) confiesa haber padecido algún trastorno relacionado con el sueño, siendo el más común el insomnio (65,5%), seguido a mucha distancia de pesadillas y terrores nocturnos (28,5%), síndrome de piernas inquietas (16%), síndrome de apnea del sueño (7,8%), sonambulismo (7,3%) y narcolepsia (0,6). Los encuestados valoran muy positivamente el consejo que el farmacéutico pueda darles a la hora de tratar estos problemas, calificando su actuación profesional (del 1 al 10), con una media de 7,2 puntos. Sólo un 6,3% de los encuestados puntúa este asesoramiento por debajo del 5.

La confianza en este profesional crece cuando se trata de realizar el seguimiento farmacoterapéutico de ansiolíticos y otros psicofármacos. A este respecto, un 74% considera que el farmacéutico es el profesional más adecuado por el hecho de ser quien mejor conoce el medicamento, frente al 26% que considera no ser de su competencia.

Este dato contrasta con el hecho de que, en la práctica, una mayor parte de los encuestados afirma acudir a su médico cuando tiene algún problema de este tipo (el 26,5%), frente al 12,8% que confiesa hacerlo acudiendo al farmacéutico. Aunque la gran mayoría (un 57,6%) afirma acudir a uno u otro dependiendo de la importancia del trastorno. El restante 3,1% de la muestra NS/NC.

AUTOMEDICACIÓN

La ultima Encuesta Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad y Consumo muestra que un 14% de la población toma hipnóticos y ansiolíticos, porcentaje que se acerca al 20% en la población de más de 45 años. Los datos de la encuesta realizada por Consejos de Tu Farmacéutico, revelan que un 49,3% de los encuestados que confiesan haber padecido insomnio se ha automedicado alguna vez. A este respecto, la Sociedad Española del Sueño alerta del peligro que supone la automedicación en este campo, ya que estos fármacos (ansiolíticos, sedantes e hipnóticos) traen consigo una serie de efectos secundarios, produciendo sedación, una disminución de los reflejos y del estado de alerta y una reducción de la capacidad cognitiva, así como alteración del control de los movimientos y dificultad para manejar un vehículo correctamente.

Una de las principales consecuencias que tienen los trastornos del sueño es que aumentan considerablemente la siniestralidad laboral y la accidentalidad en carretera. Este dato es más preocupante si cabe cuando las estadísticas revelan que aproximadamente un 35% de los conductores realizan esta tarea de conducción en una situación de somnolencia y más aún cuando las estadísticas cifran en un 10% los accidentes de tráfico cuya causa es la ingesta de un medicamento.

Tal y como explica el presidente de la Sociedad Española del Sueño, Francisco Javier Puertas, cualquier acción encaminada a concienciar, diagnosticar y tratar los trastornos del sueño y mejorar la higiene de sueño de los españoles va a disminuir, sin duda, la accidentalidad por esta causa. “La educación sanitaria debe incluir a todos los agentes sanitarios, incluido el farmacéutico, que es quien mejor conoce y puede prever los posibles efectos secundarios asociados a un medicamento, y quien además cuenta con una situación privilegiada por su cercanía a la población a la hora de difundir los mensajes”. “Además de que la farmacia forma parte del Sistema Nacional de Salud, muchas veces el paciente dispone de más tiempo para hablar con el farmacéutico que con el médico. La labor del farmacéutico en este campo”, añade, “es de vital importancia, sobre todo porque muchos medicamentos indicados para otras patologías de alta incidencia en esta época del año como la alergia, producen somnolencia y aumentan significativamente las cifras de siniestralidad en carretera”. “Además de dar pautas para una correcta higiene del sueño, el farmacéutico ejerce un papel fundamental a la hora de derivar al paciente al médico de cabecera, y a la hora de detectar conductas de riesgo. Respecto al seguimiento farmacológico, en su labor está informar al médico sobre posibles interacciones farmacológicas en pacientes polimedicados, así como los usos inadecuados que pueden darse en relación a su riesgo/beneficio, etc.”, concluye el doctor Puertas.

Según indica Manuel José Barbanoj, farmacólogo clínico y director del Centro de Investigación de Medicamentos del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, muchos fármacos pueden producir somnolencia, al margen de que no estén indicado para combatir el sueño, como los antihistamínicos (producen sedación, somnolencia, ansiedad y alteraciones visuales), los analgésicos opiáceos (producen somnolencia, disminución de la alerta psíquica, vértigo), los antipsicóticos (somnolencia, visión borrosa, taquicardia), antidepresivos (sedación, hipotensión ortostática, fatiga, vértigo), y un sinfín de medicamentos indicados para patologías concretas como los antiepilépticos, antiparkinsonianos, antihipertensivos, antimigrañosos, etc. Conducir bajo los efectos de este tipo de medicación es peligroso, ya que con frecuencia se produce una disociación entre lo que el fármaco es capaz de producir objetivamente y aquello que el individuo percibe.

“El farmacéutico debería advertir, en este campo como en cualquier otro referido al medicamento, de los posibles efectos secundarios a la hora de dispensarlos, ya que se encuentra en un punto clave en el proceso sanitario y es la persona más indicada para dar información relevante a la sociedad, lo que reduciría los problemas asociados al medicamento, y redundaría en una mejora considerable”, asegura Barbanoj. “Está en el punto en que el enfermo adquiere el medicamento, por lo que enfatizar y complementar la información que en su momento debió recibir del médico, es de considerable interés y ayuda”, añade.

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