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Las fronteras movibles de la UE

Rioja2

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El concepto de frontera ha evolucionado mucho desde sus orígenes. Ahora no sólo define los límites entre los Estados, también se asocia a un contacto confuso e impreciso, a una organización espacio-temporal con dimensión social, política, cultural, económica, simbólica. Es en este marco donde surge una concepción original, la de frontera sociodemográfica -e incluso cultural-, entendida como aquella que, en los aspectos socioculturales y demográficos, traspasando los criterios puramente físico-territoriales, mantiene una vinculación estrecha y directa con la población y la sociedad (medida en términos de natalidad, nupcialidad, fecundidad y mortalidad, edad, sexo, actividades económicas, dinámicas migratorias, etc.) Es por lo tanto un concepto flexible, cambiante.

Definir las fronteras sociodemográficas de la Unión Europea (UE) no es tarea fácil. Es necesario tener en cuenta la estructura social y demográfica de cada país miembro –ya de por sí muy dispares-, así como de las regiones limítrofes territorialmente, para extraer las características genéricas e iniciar una clasificación atendiendo a similitudes y diferencias, que remitan, finalmente, a regiones sociodemográficas distintas. Una misma área sociodemográfica puede incluir varios territorios, países, subcontinentes, pero también puede dividirse en subáreas, manifestando las diferencias existentes en una misma población.

Obviamente, no se puede señalar una única línea que determine inequívocamente la situación general del conjunto de la UE (los países de la Europa del Este presentan unas características disímiles a las del Mediterráneo, etc.). De ahí la afirmación que apunta la existencia de fronteras interiores en la UE sociales, demográficas, culturales, político-económicas, que permiten apuntar la existencia de ‘varias Europas’ dentro de la UE.

Aún tomando la UE como un único espacio sociodemográfico, omitiendo u obviando las diferencias sociodemográficas entre los diferentes miembros, encontraríamos que los inmigrantes (primeras, segundas y terceras generaciones) constituyen una extensión de sus lugares de origen, independientemente de si estos son limítrofes geográficamente al territorio comunitario o no. En este sentido, Pakistán, China o el subcontinente indio son fronteras sociodemográficas de la UE en la medida en que sus nacionales residentes en el territorio europeo intervienen, interactúan (ya sean relaciones conflictivas o de cooperación) con (y en) la sociedad de acogida, modificando –en mayor o menor medida – la estructura y características esenciales de la misma. Viceversa, algunos países europeos que no son miembros de la UE (Suiza, por ejemplo) tampoco constituyen una frontera sociodemográfica al contar con características similares a las comunitarias.

Siguiendo la línea marcada por los movimientos migratorios y la presencia de nacionales de terceros países en la UE, matizada por las diferencias internas, no susceptibles de ser englobadas en el espacio sociodemográfico comunitario, se puede apuntar que las fronteras sociodemográficas de la UE se localizan tanto en la propia Europa, como en África, Asia y América del Sur.

Información completa y otros análisis de actualidad en: Panorámica Social

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