Hay herramientas para el diagnóstico a tiempo

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En España, se estima que cerca de 400.000 personas padecen epilepsia y, aproximadamente, el 80% de estos casos se manifiestan en la edad pediátrica (antes de los 12 años), frente a un 20% del total que surgen pasados los 13 años. Como dato positivo, los expertos afirman que las herramientas de las que se valen actualmente para el diagnóstico infantil, tales como el electroencefalograma, permiten reconocer a tiempo el 70% de epilepsias y que los nuevos tratamientos farmacológicos controlan hasta el 70% de los casos diagnosticados y mantener “latente” la enfermedad de forma que los pacientes no padezcan ningún síntoma epiléptico.

Estos y otros aspectos han sido valorados en Madrid por un nutrido grupo de expertos neuropediatras a propósito del III Symposium “Síndromes Epilépticos en Pediatría. De la Práctica a la Teoría”, organizado por el Hospital Universitario La Paz en colaboración con la compañía biofarmacéutica UCB PHARMA. Dirigido y presentado por Antonio Martínez Bermejo, jefe del Servicio de Neurología Pediátrica del Hospital Infantil La Paz, el simposio ha contado con la participación de uno de los máximos especialistas internacionales en la investigación de la genética aplicada a la epilepsia, José María Serratosa, jefe asociado de la Unidad de Epilepsia del servicio de Neurología de la Fundación Jiménez Díaz y responsable del Laboratorio de Neurología-Genética de Epilepsias.

A propósito de la primera mesa redonda de la jornada “Métodos diagnósticos y terapéuticos de la epilepsia”, los especialistas han hecho una diferenciación evidente entre el diagnóstico entre niños y adultos y coinciden en señalar que en la práctica, el diagnóstico infantil es notablemente más sencillo. “Los pediatras podemos valernos de la efectividad de pruebas como el electrocardiograma que, sin embargo, pierden su efectividad a medida que aumenta la edad de los pacientes”, explica Martínez.

Sin embargo, el diagnóstico de la epilepsia debe hacer frente a otros problemas. Pese a que aproximadamente el 1% de la población española tiene crisis epilépticas y cada año se diagnostican unos 20.000 nuevos casos, la epilepsia es una enfermedad desconocida. Aunque como patología sí es reconocida por la gran mayoría de la población, “el gran problema reside en que se entiende como una sola enfermedad y se desconoce las múltiples formas de epilepsia, sus posibles evoluciones e incluso, que existe un gran número de casos transitorios, que remiten de forma natural pasado un tiempo”, reconoce. Por eso, el gran estigma social que posee esta enfermedad dificulta en gran medida su diagnóstico “y aunque muchos padres acuden a los pediatras interpretando los ataques habituales en la infancia como síntomas de epilepsia, en la gran mayoría de los casos sucede lo contrario y, los signos evidentes de epilepsia son entendidos como distracciones o ensimismamiento de sus hijos”.

En la medida en que muchos episodios epilépticos pasan desapercibidos, porque la población en general entiende que la epilepsia es solo una enfermedad (y no un conjunto de enfermedades), “y que sólo se manifiesta con movimientos tónico-clónicos, algo que no es del todo cierto”, el desconocimiento dificulta en muchas ocasiones el diagnóstico, algo que puede derivar en anomalías del aprendizaje e importantes secuelas en los niños.

En el lado positivo de la balanza, algunas epilepsias remiten con la edad, “un prototipo de epilepsia rolándica, que empieza entre los 6 y 7 años, suele desaparecer al inicio de la adolescencia, sobre los 12 y 13 años, debido a una disfunción cerebral que hace que con la modelación del sistema nervioso comiencen a desaparecer las crisis”, confirma el neuropediatra. Otras, desafortunadamente no, sobre todo las epilepsias lesionales derivadas de una alteración cerebral que, en la mayoría de los casos, suelen continuar en la edad adulta.

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