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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Videojuegos y marcas blancas, los más beneficiados de la crisis

Rioja2

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@page { size: 21cm 29.7cm; margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } La vorágine económica en la que nos encontramos crea una incertidumbre sin límites. Muchas son las dudas que se plantean en nuestra cabeza y las cosas que no entendemos. Nos preguntamos cómo hemos llegado hasta aquí, cuánto va a durar esto y cómo podemos salir. Esto hace que veamos a personas como Rogelio Menéndez, casi casi, como una fuente de sabiduría.

Rogelio es licenciado en CC. Económicas, es socio-director del Bloomington Finances y profesor asociado de la Universidad Carlos III de Madrid. También es miembro del Instituto Español de Analistas Financieros, secretario de la Asociación Española de Directivos y asesor en materia contable en el Congreso de los Diputados.

Tal y como explica Rogelio, la economía española ha vivido en los últimos 17 años en una estabilidad económica sustentada en dos pilares: la construcción y el turismo. Una de ellas, no hace falta señalarla, ha fallado y la otra está empezando a fallar, ya que ha llegado a su tope de crecimiento. El sector del automóvil también está viviendo un momento amargo en España y esta haciendo mucho daño a poblaciones que giran entorno a él. Esto hace que tengamos que buscar una nueva referencia: “El principal problema español es que no tenemos un modelo económico”.

Nadie sabe en qué tiene que estar basado ese nuevo modelo económico, sólo que la primera potencia mundial, EE.UU., está empezando a mostrar los primeros síntomas de flaqueza. “Dentro de unos años, EE.UU. sin duda perderá la hegemonía mundial, pero incluso me atrevería a decir que China y Extremo Oriente ya son primeros actores a nivel mundial. No hace falta esperar al futuro”, indica este profesor.

Y es que siempre hay quien gana con la dichosa crisis. Si ponemos de nuevo los pies en la tierra y nos fijamos en la cotidianidad, llegamos a la conclusión de que a medida que se incrementan las tasas de paro, hay menos dinero para gastos superfluos como el ocio. La estampa ideal para que la gente se quede en casa e intente divertirse ¿Cómo? Por ejemplo, con los videojuegos, que parecen estar haciendo su agosto. Otros nichos de mercado que están creciendo son los que tienen que ver con alimentación, es decir, marcas blancas o supermercados de descuentos.

Mientras, las situación va superando a las empresas y al propio ciudadano, que ven como el dinero desaparece y que el que ha inyectado el Estado a los bancos para que éstos faciliten el crédito no llega. La crisis se nos ha echado encima y, ante la falta de previsión de Gobiernos y eruditos de la Economía, las empresas se ven obligadas a tomar decisiones rápidas para intentar adaptarse al nuevo marco y garantizar su viabilidad económica.

Ante esta falta de solvencia de empresas y trabajadores se abre el debate del papel que la banca ha desempeñado en esta situación crítica mundial. Mucha gente opina que, a pesar de que han sido ellos los que principalmente han provocado esta situación, la banca siempre gana. Esta frase hecha, que aprendimos con el Monopoli y con las tantas y tantas películas de timadores en casinos, se ha convertido casi en un refrán. En todo caso, los trabajadores tienen claro que son el último eslabón de la cadena y que, como siempre, les toca pagar a ellos.

Rogelio parece tener otra visión a la del ciudadano medio y cree que hay una responsabilidad corportativa: “La banca no es la única responsable. Es cierto que nos ha ofrecido créditos con unos tipos tan reducidos que muchas veces eran más bajos que la inflación. Ha sido tan fácil endeudarse, que nosotros lo hemos tomado ¿Hasta qué punto la banca ha tenido que velar por nuestros intereses? ¿Hasta qué punto teníamos que haber velado nosotros mismos por ellos? ¿Hasta qué punto la Administración lo tenía que haber limitado?”.

Llegó la pregunta clave: ¿existe riesgo de intervención en entidades financieras? El profesor ha preguntado si podía pasar palabra. Una vez que los periodistas le han aclarado que no, ha dicho que delante de las cámaras y micrófonos debería responder que no. Una manera muy sutil de decir lo que piensa. La técnica de la deducción por defecto que sólo admitiría detrás de los micrófonos: que existe un riesgo considerable de intervención en entidades financieras.

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