La fe no entiende de crisis

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La crisis económica inunda las noticias de todos los diarios y afecta a casi todos los sectores. Podríamos pensar que la Iglesia no se escapa de esto, pero las cuentas de los párrocos de La Rioja confirman lo contrario.

Justo García Turza, delegado del obispo para las relaciones institucionales de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, defiende que “la gente va cada vez más a misa, pero muchos periodistas no se molestan en entrar en las iglesias y confirmar que esto es así”. Señala además que “si vas a misa de 11 a la Redonda o a la parroquia de Santa Teresita verás que hay más de 100 niños con sus padres”.

Al preguntarle por los jóvenes responde que “ la cosa con ellos sí que está más dificil que hace 50 años”. Pero no duda en afirmar que son solidarios: “en La Rioja hay muchísimos voluntarios jóvenes en Cáritas o Proyecto Hombre”.

Respecto a la crisis, el Delegado Episcopal lo tiene claro: “en el cepillo notamos mucho el paso de la peseta al euro. El que antes nos daba 100 pesetas pasó a darnos medio euro, pero ahora no estamos notando la crisis en este sentido”.

Al hablar del dinero que recibe la Iglesia no duda en matizar que “mucha gente cree que la Iglesia recibe grandes cantidades de dinero del Estado. Pero la única aportación es la que recogemos del dinero de la declaración de la renta”

En este sentido, conviene recordar que en septiembre del año 2006 los medios de comunicación se hicieron eco del nuevo modelo de financiación de la Iglesia, tras el acuerdo al que llegó el Ejecutivo con la Conferencia Episcopal. Se estableció que el porcentaje del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF), que podrían dedicar voluntariamente a la Iglesia los ciudadanos, pasaría del 0,52% al 0,7%. El pacto supuso un cambio muy importante en el modelo de financiación entre Estado e Iglesia. En el modelo vigente anteriormente, el Ejecutivo añadía cada año, vía Presupuestos, alrededor de 30 millones de euros porque el porcentaje de personas que rellenaban la casilla de la Iglesia en la declaración de la renta se fué reduciendo año a año, de manera que no se cubrían los ingresos previstos por esta vía. Los obispos recaudaron así en 2002 unos 133 millones, 105 por el IRPF y 27 con ese plus extraordinario que luego el Gobierno eliminó.

La Iglesia se dio cuenta de que necesitaba aumentar el número de gente que marcase esta casilla y por eso inició una campaña publicitaria, que Justo confirma “hasta el día de hoy viene dando muy buenos resultados”.

Conocemos el origen del dinero que recibe la Iglesia, pero lo que muchos se preguntan es cuántos euros se pueden llegar a obtener a través de una colecta, o dónde se invierte el dinero de los cepillos.

José Miguel Gil González, párroco de la Iglesia de Santa María de Fuenmayor explica que en un fin de semana normal, con sus tres misas (la de las 8 de la noche del sábado, las 10 de la mañana y 12:30 del domingo) en un pueblo, como Fuenmayor, de 3.000 habitantes, se saca del cepillo una cantidad aproximada de entre 230 y 250 euros.

Detalla que ese dinero se reparte en tres bloques. En primer lugar, una parte del dinero se lo lleva el mantenimiento de la parroquia, los gastos de agua, calefacción, o la compra de vino y velas. Otra parte de ese dinero del cepillo se emplea en el desarrollo de actividades pastorales y de formación. Es el caso de las catequesis, reuniones o creación de hojas parroquiales. Y por último, Jose Miguel destaca que “ son las actividades solidarias las que se llevan la parte más importante”. Aquí se situarían las ayudas domiciliarias, ayudas a emigrantes y el dinero destinado a Caritas, Manos Unidas o Proyecto Hombre.

Respecto a la afluencia de feligreses que recibe habitualmente explica que “de los 3.000 habitantes que tiene Fuenmayor unas 300 personas van el fin de semana a misa, pero hay que tener en cuenta que otro tanto por ciento se desplaza a las iglesias de otras localidades vecinas”.

Retomando el tema de la crisis económica de la mano de Don Víctor Jadraque, párroco de las localidades de Cornago e Igea, al preguntarle por qué cree que el cepillo de las iglesias no ha notado la crisis ofrece una reflexión muy interesante: “A mis misas acuden sobre todo los jubilados y siguen aportando el mismo dinero que antes, porque los pensionistas son uno de los sectores menos afectados por la crisis.”

Y en lo que respecta al apartado del dinero recogido en las colectas, indica que este no está siendo inferior al de años anteriores, es igual o incluso, en ocasiones, superior. En este sentido, puntualiza :“siempre son las catástrofes naturales las que más tocan la sensibilidad de la gente”. Y destaca: “hace unos años la noticia de un huracán devastador hizo que en Igea, una localidad de 700 habitantes, se llegase a alcanzar un millón de pesetas en donativos.”

Puede que de aquí a unos meses los cepillos reciban menos dinero, o incluso puede que la gente, abrumada por su situación personal, deje de ser tan solidaria. Quizás algún caso de este tìpo se haya dado ya en alguna localidad. Pero si hacemos una fotografía del panorama actual, estos parrocos coinciden en que el dinero recogido en los cepillos y colectas sigue siendo exáctamente el mismo. Lo cierto es que los fieles siguen aportando su granito de arena en la Iglesia. Por eso, a día de hoy podemos afirmar que la fe no entiende de crisis.

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