Solbes asume que la banca sólo preste a solventes

Europa Press

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El vicepresidente segundo y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, apoyó hoy como un “concepto elemental” que los bancos sólo presten a quienes pueden cumplir lo pactado y subrayó que “otra cosa” son las actuaciones del Gobierno para ampliar el “ámbito de solvencia” de empresas y familias en un contexto de congelación crediticia como el actual.

El responsable económico amparó así la línea apuntada por el presidente del Grupo Santander, Emilio Botín, cuando hoy mismo reivindicó la “responsabilidad” de restringir el préstamo, y recordó “haber dicho ya” que la concesión de créditos “sólo debe hacerse a solventes”. “Otra cosa son las subvenciones y actuaciones a personas con dificultades”, aseveró.

Así, tras entrevistarse en Londres con el titular del Tesoro británico, Alistair Darling, Solbes reivindicó las medidas adoptadas por su departamento para “ayudar a ampliar el ámbito de solvencia de empresas y familias”, especialmente aquéllas en las que el Estado “toma parte del riesgo de la operación”.

Una estrategia que ha permitido ampliar el “espacio en que aplicar” el crédito -“uno de nuestros grandes objetivos”, subray-- y reaccionar ante una crisis que ha generado el colapso del préstamo entre instituciones, en primera instancia, y posteriormente a los negocios y a las economías domésticas como consecuencia final.

Sin embargo, Solbes rechazó promover una banca pública como reacción a esta paralización del sector privado. “Es un tema de concepto: ¿Tiene sentido?”, se preguntó, para argumentar a continuación que “la concesión de crédito exige una evaluación de riesgo y una actividad que está funcionando en el ámbito privado, por lo que corresponde ahí fundamentalmente” mantenerlo.

LÍNEAS DE CRÉDITO

En su opinión, es más operativo, “en la medida de lo posible, la utilización de las agencias públicas” por parte de las instituciones financieras para poder así ampliar márgenes de préstamo, como acontece fundamentalmente con las líneas del ICO que también Botín apeló hoy a estimular durante la presentación de los resultados del Santander.

Al respecto, el ministro consideró que la última reunión con los los principales bancos “dejó clara la buena disposición” del sector financiero para “poner en marcha todas las líneas” aprobadas por el Gobierno. Una estrategia con la que, en su opinión, “se pueden conseguir los mismos objetivos sin necesidad de una banca pública”, que sería “poco operativa” debido al tiempo que requeriría ponerla en marcha. “Por razones prácticas es más eficiente actuar en el menor espacio de tiempo”, añadió.

Por ello, frente a las críticas que acusan a los bancos de no haber recuperado la normalidad del préstamo pese a las medidas del Gobierno, el vicepresidente declaró que hay una “razón muy simple: requiere cierto tiempo desde que se toma una decisión hasta que está en marcha”. “Estamos muy al principio de la puesta en marcha de instrumentos muy innovadores que no es fácil que den resultado desde el primer momento”, declaró.

CUESTIÓN DE PACIENCIA

En este sentido, a diferencia de la “paciencia” que su compañero al frente de Industria, Miguel Sebastián, dijo estar “empezando a perder” con los bancos, el ministro de Economía ironizó con que él es y está “muy tranquilo”. “No pierdo la paciencia prácticamente nunca”, añadió, en el sentido de que “las consecuencias lógicas de un periodo de expansión del crédito es llegar a uno en el que crece mucho más lentamente y la facilidad de acceso no es igual”.

Por tanto, explicó que su “preocupación como Gobierno es hacer los esfuerzos para que esta transición sea lo más suave posible” y tanto las empresas como las familias puedan acceder al préstamo, si bien aclaró que, durante años, en España se adoptaron riesgos excesivos debido al contexto del que se partía de escaso endeudamiento y los tipos en el punto más bajo de su historia.

“Pero ni me gustaban las hipotecas a 40 años, ni un exceso de construcción, ni cierto tipo de operaciones que apuntaban problemas”, recapituló, en el sentido de que “el Gobierno no puede influir en decisiones familiares o empresariales”.

“Es muy difícil que alguien quiera comprar una casa y usted se lo impida”, aseveró, para concluir que, en cualquier caso, las previsiones de crecimiento de la economía española del 1,2% “siguen siendo válidas en lo fundamental”.

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