El Banco del Tiempo de Logroño firma un convenio con la Universidad de La Rioja

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Instaurado en otras ciudades como Barcelona, Valencia, Madrid o Murcia, el Banco del Tiempo llegó a Logroño de la mano de un convenio entre Fundación Cultura y Comunicación y la Universidad Popular de Logroño (UPL). En septiembre de 2007 se dio a conocer este proyecto que cuenta con más de 150 socios y que ha logrado intercambiar más de 240 horas. Ahora, cuando festeja su año y medio de funcionamiento, una nueva sucursal de este Banco tan particular tendrá cabida en la Universidad de La Rioja, acercando este modo de colaboración interpersonal a toda la comunidad universitaria.

Ya se han inscrito unos 25 estudiantes de la UR desde que se puso en marcha en diciembre de 2008 y ha generado las primeras demandas de intercambio: clases de inglés, portugués y capoeira, deporte e informática. Esta nueva sucursal está instalada en el Consejo de Estudiantes, en el Edificio de Filología y su horario es de 9 a 14 horas.

Acostumbrados como estamos a estos tiempos de crisis, cuando nos hablan de bancos no podemos menos que echarnos las manos a la cabeza y pensar inmediatamente en la hipoteca, los intereses y el euríbor. El Banco del Tiempo es diferente. En él no tienen cabida los euros, los dólares o cualquier otra divisa, sino que funciona con tiempo, con las horas que sus socios estén dispuestos a ofrecer.

El Banco del Tiempo de Logroño es un lugar en el que un grupo de personas invierten sus horas ofreciendo una actividad y a cambio demandan horas para realizar otros servicios que necesiten. No se paga con dinero, el tiempo es la única moneda de cambio.

Las primeras experiencias sobre los Bancos del Tiempo provienen de Italia, donde a principios de los años 90, el sindicato de pensionistas de Parma fue el pionero en establecer un Banco del Tiempo que resolviese problemas de la vida cotidiana. En la actualidad existen en Italia más de 300 Bancos que sólo funcionan con el tiempo como moneda de cambio. En un principio, estas particulares sucursales bancarias fueron concebidas con el objetivo de ayudar a las mujeres a conciliar el trabajo con las tareas domésticas para que pudieran disponer de más tiempo libre. Actualmente, Italia dispone de Bancos del Tiempo especializados en escuelas de música, de idiomas o de baile.

En Estados Unidos existen desde los años 80 los llamados “Time dollar”, en los que una hora de un servicio equivale a un dólar del tiempo y que están indicados sobre todo a generar mayor relación vecinal mediante la ayuda mutua. Esto derivó en Reino Unido en los Time Bank, que siguen la línea estadounidense.

En España, la ciudad por excelencia de los Bancos del Tiempo es Barcelona, donde existen varios Bancos del Tiempo. La primera experiencia la puso en práctica la Asociación Salud y Familia junto con el Ayuntamiento de Barcelona, en 1998. A partir de aquí la iniciativa fue creciendo hasta el punto de convertirse en la ciudad centro de toda las miradas en lo que a Bancos del Tiempo se refiere.

Madrid, Valencia, Zaragoza, Valladolid o San Javier, en Murcia, son otras de las ciudades españolas que se han unido a este tipo de iniciativas que intentan ayudar a las personas en sus actividades diarias y cotidianas, estableciendo un vínculo de amistad y generosidad entre el resto de la comunidad en la que están establecidos.

En la capital riojana tenemos que remontarnos hasta los años 90 para hablar de una experiencia parecida, 'Logrotrueque', que en la actualidad no continúa. En 2007 surge la idea del Banco del Tiempo de Logroño y poco después, en Pradejón se pone en marcha una iniciativa similar a esta a través de una asociación de mujeres de la localidad.

Un año y medio después de su creación, el Banco del Tiempo amplía sus oficinas con una nueva sucursal en la Universidad de La Rioja que estará ubicada en el Consejo de Estudiantes de la Universidad. Desde esta oficina se van a desarrollar las mimas funciones que hasta ahora se hacían en la sede de la Universidad Popular, ofreciendo de este modo la posibilidad de abrir esta experiencia a la comunidad universitaria, haciendo que los estudiantes intercambien su tiempo entre ellos y entre los socios ya existentes del Banco del Tiempo. El objetivo que se cumple con este nuevo proyecto es que muchas más personas se beneficien de esta iniciativa, además de conseguir intercambios más numerosos y mucho más variados.

Los objetivos principales del Banco del Tiempo se centran en recuperar la relación vecinal que existía en los pueblos, esa costumbre de poder pedir favores y no utilizar el dinero para compensarlos. Además, desde este Banco se lucha en contra del aislamiento y la soledad de la vida urbana, que cada vez más nos hace centrarnos en lo nuestro y olvidar que podemos hacer feliz a la gente que nos rodea. Ayuda a entablar amistad con gente de todo tipo, de todas las culturas y todas las edades y de esta manera enriquecernos social y culturalmente de nuestros semejantes. Así, también favorece la incorporación social de las personas inmigrantes y fomenta las actitudes positivas entre las personas, aprendiendo a dar y a recibir. Pero sobre todo, ayuda a satisfacer esas pequeñas necesidades diarias sin depender del poder adquisitivo del que se disponga, tan sólo intercambiando el tiempo.

“Como no tenemos nada más precioso que el tiempo, no hay mayor generosidad que perderlo sin tenerlo en cuenta”, decía el escritor Marcel Jouhandeau. No se trata en esta ocasión de perder el tiempo sino de invertirlo para ayudar a una persona mientras otra hace lo propio ayudándote a ti. El elemento fundamental del Banco del Tiempo es la unidad de intercambio, que en vez de contarse en euros se cuenta en horas. Todas las actividades, independientemente de lo que sea, vale lo mismo: el tiempo que se invierta en realizarlas. Todos los intercambios que se realicen tienen el mismo valor.

Cualquier persona mayor de 18 años puede incribirse en el Banco del Tiempo. El modo de hacerlo es mediante su web http://www.bdtlogrono.org/, por teléfono, llamando al 941 25 49 88 o al 941 29 90 90, o en las oficinas situadas en la Universidad Popular y en la Universidad de La Rioja. Una vez inscritos, cada persona tendrá que pasar una entrevista de acogida en la que se evaluará su idoneidad, además de buscar los servicios que le pueden interesar así como los que puede ofertar.

Desde el Banco del Tiempo se gestionan los intercambios a través de un programa de gestión al que tienen acceso todos los socios. Además, cada socio dispone de un talonario de horas para poder controlar su tiempo y del acceso a un programa de gestión automática para que no se pierda ni un solo minuto. En el momento del intercambio, el usuario del servicio deberá rellenar el talón entregándolo a la secretaría del Banco del Tiempo con los datos de quién ha realizado el intercambio y el tiempo invertido en realizarlo cumplimentados. La secretaría se ocupa de actualizar el saldo de horas de cada usuario y de controlar que no exista desequilibrio entre las horas ofertadas y las demandadas por el socio, de tal forma que no reciba más de lo que dé y a la inversa.

Los intercambios no tienen porque ser recíprocos, es decir, no porque alguien te haga un servicio se lo tienes que devolver a esa persona, sino que cualquier socio del Banco del Tiempo puede reclamar la actividad que tú ofertes al hacer tu inscripción.

Cada uno o dos meses se realiza un encuentro de socios donde se comparten experiencias, se favorecen lazos de unión y amistad y se pueden concertar posteriores intercambios. El pasado año se realizaron intercambios en grupo con temáticas como cocina oriental, danzaterapia, pintura, fotografía o percusión en los que han participado un importante número de socios. Además, el Banco del Tiempo está en contacto con otros bancos del tiempo y asociaciones con los que también se han realizado intercambios, como el Banco del Tiempo de Barcelona, la Gota de Leche o FEAPS, participando como público en un espectáculo de danzaterapia protagonizado por personas con discapacidad intelectual.

Además, todos los socios podrán estar en contacto con los servicios, las nuevas iniciativas y propuestas, las noticias y las actividades en el blog http://www.horaporhora.blogspot.com/, un lugar en el que se publica periódicamente todo lo relativo al Banco del Tiempo y que sirve para mantener una comunicación directa con todas aquellas personas que quieran conocer más sobre este proyecto.

Con el paso del tiempo, el listado de ofertas y demandas va en aumento. Cualquier persona dispone de algo especial que ofrecer a los demás aprovechando pequeñas actividades que le puedan agradar a ella.

De lo que se trata es de que esas pequeñas habilidades que todos disponemos se pongan en común con el resto de socios que puedan necesitarlas en un determinado momento. No lo sabemos, pero saber coser un botón, coger el bajo de un pantalón o saber hacer una rica tortilla de patata, puede ser algo que no todo el mundo sepa hacer y que en determinado momento pueda ser demandado. Todas las personas del Banco del Tiempo deben saberse útiles porque muchos semejantes necesitarán de su ayuda para determinadas acciones.

En torno a los universitarios, la oferta se dispara. Pasar un trabajo a ordenador, recibir clases de informática, matemáticas o latín, asesoramiento a la hora de comprar un equipo informático, aprender a esquiar, recetas rápidas y fáciles de hacer para esa fiesta con los amigos o unos ejercicios de relajación antes de un examen importante, son algunos de los servicios que los universitarios pueden disponer.

De la misma forma, los propios jóvenes pueden ayudarse entre sí u ofertar su ayuda a ancianos que por su pérdida de vista ya no pueden devorar los libros como lo hacían antes, acompañarlos al médico o pasear a sus mascotas, realizar pequeñas reparaciones domésticas o acercar a personas que no dispongan de transporte al supermercado más próximo para hacer la compra.

Esta nueva oficina en la Universidad de La Rioja acercará a todos los jóvenes universitarios a una iniciativa peculiar, solidaria y divertida en la que además de conocer gente, compartir experiencias y ayudar a otras personas, se podrán aprovechar de servicios puntuales para satisfacer ciertas necesidades que surgen en la vida diaria sin gastar un euro. Y es que, ya lo dice el refrán: “El tiempo es oro”, y mucho más en época de crisis.

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