Lejos de casa

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Los inmigrantes no constituyen un grupo de población homogéneo, sino que se estructuran en función de sus vivencias particulares, influenciados por su país de origen, la razón por la que emigraron, las condiciones de acogida del país anfitrión, los recursos socioeconómicos y su bagaje psicológico. En este sentido, se puede diferenciar a los inmigrantes desplazados por razones económicas y a los refugiados forzados a abandonar su país, generalmente por motivos políticos o religiosos.

Estos factores definen el duelo migratorio al que se ve sometido todo inmigrante, “uno de los aspectos psicológicos más importantes de este colectivo y que hace referencia a todo lo que pierde la persona en el movimiento, que incluye tanto la pérdida emocional como la simbólica (identidad cultural)”, afirma Miguel Ángel Jiménez-Arriero, jefe de sección de Psiquiatría del Hospital 12 de Octubre, profesor asociado de Psiquiatría de la Universidad Complutense y co-director del Manual de Psiquiatría, realizado con la colaboración de GlaxoSmithKline (GSK).

De esta manera, “la inmigración es un factor de riesgo en sí a la hora de padecer enfermedades psiquiátricas —apunta Tomás Palomo, jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital 12 de Octubre, catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense y co-director del Manuel de Psiquiatría— y estos pacientes padecen con mayor frecuencia patologías mentales”.

En esta población se produce el mismo tipo de patología que en la población no inmigrante, pero son más frecuentes las relacionadas con los factores desencadenantes estresantes. Resulta más común en población inmigrante, la presencia de reacciones de estrés postraumático o trastornos de somatización (expresión del dolor somatizado en el cuerpo a través de síntomas digestivos, cardíacos, musculares…) provocados por una causa funcional de estrés, como es el sufrimiento.

Puesto que el ambiente receptor no siempre resulta fácil, como consecuencia de la diferencia en la cultura y en los hábitos de vida, se producen con frecuencia “problemas de ansiedad y depresión, sobre todo en personas vulnerables, que pueden llegar a padecer brotes psicóticos (como la paranoia) y esquizofrénicos”, matiza Jiménez-Arriero.

El Manual de Psiquiatría, a través de más de 1.000 páginas, contiene los últimos avances de la especialidad y está escrito por 112 profesionales de máximo nivel científico y académico de nuestro país con responsabilidad directa o indirecta en la formación de los futuros profesionales. Ha sido dirigida por Tomás Palomo y Miguel Ángel Jiménez-Arriero y en ella han participado como co-editores Alberto Fernandez-Liria, Manuel Gómez-Beneyto y Julio Vallejo.

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