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Federer espera en la final

Rioja2

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Se cumplieron los pronósticos. El 15-2 a favor de Federer se convirtió en un 16-2. Poco importaba que una de las dos victorias de Andy Roddick hubiera sido en su último enfrentamiento, en el Masters Series de Miami. El jugador suizo cumplió el guión a la perfección, hizo gala del tenis sencillo, que no simple, y efectivo que está luciendo en Melbourne y en apenas dos horas de juego se deshizo de la última esperanza local. 6-2, 7-5 y 7-5.

El ex número 1 del mundo se puso en ventaja rápidamente. También ayudó que el de Nebraska protestó un par de bolas en esta manga al juez de silla, el español Enric Molina, y se le fue la fuerza por la boca. Sin concentración, fue un pelele en las certeras y hábiles manos del helvético, que no hizo prisioneros.

El cañonero se centró algo en la segunda manga, pero algo le falla en los momentos vitales. Federer utiliza una táctica distinta a la de Nadal, que si puede romper el saque de inicio del rival, no perdona. 'Rogelio' es más pausado, no se descompone. Es el de siempre. Viendo que Andy había mejorado con el saque, esperó hasta el 5-5. Lo hizo en los dos sets finales. Ahí apretó el botón del turbo-boost, ese as que se guarda debajo de la manga corta de su camiseta Nike, ese plus que sabe que los demás no tienen... y rompió el saque de Roddick en blanco. Sin más. Como el que saca a pasear al perro en una plácida tarde de mayo. Con su saque en blanco, tirando de aplomo, experiencia y saber estar, fulminó el segundo parcial.

Y la historia se repitió en el tercero. 5-5, set igualado artificialmente, todo medido, guionizado por un tipo que lleva 13 grandes en su cartera de mano y sabe cómo se gana un partido con esfuerzo cero. Undécimo juego... y ¡zas! Break. ¿Para qué variar el guión? ¿Que se lo saben todos? ¿Y qué?... ¡si sigue funcionando!

Federer tendrá unas horas más de descanso que su rival español en la final del Open de Australia. Si le dieran a elegir, preferiría medirse a Verdasco. Aunque sensaciones encontradas le recorrerían todo su ser. Sabe que sería muy bonito ganar a Nadal en la final y québrarle una esquinita de su solvente moral al de Manacor... pero el marcador particular le es tan desfavorable (12-6) que igual prefiere la seguridad de medirse a Verdasco (2-0 a su favor), por mucho que sea la versión mejorada del madrileño. En cualquier caso, también es consciente de que tendrá que poner un poquito más sobre la pista. No le va a valer con lo demostrado hasta ahora.

En cualquier caso, descansado y mentalizado, Roger Federer ha vuelto, el número 1 de siempre, y quiere igualar a Pete Sampras, el tipo que descansa en su salón mientras ve las finales de los Grand Slams rodeado por sus 14 trofeos. Grande 'Pistol' Pete. Grande Federer.

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