“Tendrán que pisarnos muy fuerte el pie para que saltemos”

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@page { size: 21cm 29.7cm; margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } Carlos Álvarez González (Logroño, 1962) entra en 1981 a formar parte de la recién constituida Asociación Ecologista de La Rioja-ERA (hoy Ecologista en Acción). De 1991 a 1996 es concejal del Ayuntamiento de Logroño por Izquerda Unida, formación política que abandona más tarde. De 1998 a 2005 forma parte de la junta directiva de la Universidad Popular de Logroño.

En 2003 concurre a las elecciones municipales con una nueva formación política, Iniciativa Ciudadana. Al no obtener representación, saca tiempo para escribir su primer libro '¿Economía? La sociedad adicta' (2005). En 2007, como uno de los muñidores del pacto que dio lugar a IZQ (Izquierda Unida-Inicativa Ciudadana- Los Verdes) y componente de la lista electoral al Ayuntamiento de Logroño, vuelve a cosechar otro sonoro fracaso, tras el cual se metió de lleno a escribir 'Civilización gaseosa'.

En el prólogo del libro escribe que cuando estaba en Ecologista en Acción quería cambiar el mundo. Que luego bajó el listón y se metió en política. Finalmente, se conforma con darle placer al lector. Aboga por el placer de pensar y es que, tal y como asegura, “los humanos tenemos un cerebro biológicamente increible y deberíamos aprovechar nuestras capacidades”.

¿Qué mensaje quieres lanzar con este último trabajo?.

Civilización gaseosa parte del primer libro que saqué hace 3 años 'Economía. La sociedad adicta'. Quería constatar que la economía como ciencia ha perdido su sentido original, que pretendía gestionar los recursos materiales de la forma más eficiente posible para satisfacer nuestras necesidades. Ahora la economía es una actitud depredadora del medio con un pensamiento obsesivo en el crecimiento. Si partimos de la evidencia de que vivimos en un mundo finito, el crecimiento infinito es absolutamente imposible. Cómo es posible que en el S.XXI todavía nadie haya reflexionado sobre eso. La única respuesta posible es en la capacidad adictiva del consumismo. Marx hablaba de la religión como opio del pueblo. Yo creo que a fecha de hoy es el consumismo lo que nos hace incapaces de reflexionar que en algún momento tenemos que parar el carro.

Ahora es la economía la que nos crea nuevas necesidades y nos ata a ellas.

Se han puesto los bueyes por detrás del carro y nos ha llevado a la situación actual, que es lo que se empieza a esbozar en 'Civilización gaseosa'. Se da una situación absolutamente nueva para la humanidad, que de manera tímida algún economista está empezando a trabajar sobre ello. Es la situación de planeta lleno. Estamos rozando los límites de la capacidad del planeta. 6.600 millones de habitantes con sus coches, carreteras, contaminación, residuos... Esta situación requiere nuevos modelos de gestión que aun no se han empezado a buscar ni a estudiar seriamente. Hasta ahora cuando la capacidad productiva subía demasiado nos inventábamos una guerra, se descargada a una zona determinada de capacidad productiva y la economía podía volver a seguir funcionando. En esta nueva situación, yo creo que eso ya no es posible y debemos pensar cómo vamos a afrontar esta nueva situación inédita para la humanidad.

Dicen que se ha caído el modelo económico capitalista y que hay que buscar nuevos referentes.

Se están diciendo muchas barbaridades con esto de la crisis. Esto es un pequeño bache del capitalismo actual. Esta crisis es muy dura para los más pobres del planeta y para la clase trabajadora, pero de aquí a un par de años se va a salir de ella. Además, la obsesión es salir cuanto antes para seguir produciendo cuanto más mejor.

¿Debería el ciudadano empezar a prescindir de esas necesidades superfluas que le ha generado esta locura productiva?

De esto también hablo en 'Civilización gaseosa' y es que no solo es un problema económico. Saco cinco conclusiones muy concretas sobre estos últimos tres años. Se ha dado una gran concentración empresarial. Se han creado conglomerados a los que casi ningún país les puede toser. El petróleo cuanto más escaso, se vuelve más protagonista. El 18% de las cosas que se producen ya no se consumen en el país donde se fabrican. La orientalización de la economía ha sido bestial. Ha crecido del 32 al 35% del PIB mundial. Por último, la financiación. Los bancos son el sector mimado de la economía mundial. La delincuencia ya no es una especie de desliz del sistema capitalista. La delincuencia es la norma del sistema de funcionamiento del sistema capitalista hoy por hoy. Existen paraísos fiscales que nadie entiende, donde se hacen las normas hipócritamente y con la intención de romperlas los que tienen capacidad para ello.

¿Qué opinas de la inyección económica que ha hecho el Estado a los bancos a fondo perdido? Y no utilizar ese dinero para ayudar a la gente que realmente lo necesita.

Los bancos han prestado el dinero a gente que no se lo podía devolver y ahora es el Estado el que le da dinero para que siga prestando con el chiste añadido de que los Estados son los principales clientes de la banca. La mitad de lo que va a gastar una administración lo pide a la banca privada. No se si se entiende la crudeza del chiste. Es un chiste de muy mal gusto. Además, nos ha pillado con una izquierda política inexiste y con unas organizaciones obreras demasiado dependientes del sistema. No hemos sabido responder a esta vergüenza histórica y cuando se estudie dentro de décadas, nadie lo podrá entender.

¿Qué ha pasado con la izquierda? Aquí en La Rioja ni hablamos, ya no tiene representación política.

Yo me he refugiado a escribir porque estoy un poquito desalentado. El panorama político lo miro con mucha resignación. Yo he militado en partidos políticos que han tenido su fuerza y luego he intentado experiencias electorales que no han fructificado porque la gente no lo ha querido. No sé si porque están muy bien como viven. En cualquier caso, ya vendrán tiempos mejores, supongo.

¿Crees que la izquierda va a despertar ahora interés entre la gente que se ha visto en el último año con la crisis encima? En las próximas elecciones, por ejemplo.

No, lo dudo bastante. Creo que estamos en una situación en la que es más difícil que nos recuperemos. Si no hemos saltado con esta crisis y no hemos hecho manifestaciones de 40.000 personas en la calle, ya es difícil que algo nos mueva. Si lo que está pasando en Gaza, que se ha creado un campo de concentración de un millón y medio de personas, apenas ha movido a un par de miles de personas, ya no sé qué nos va a mover. Creo que nuestra capacidad de reacción está cayendo en picado.

Antes había más movimiento social ¿A qué crees que es debido este adormilamiento general?

Los ingredientes de esta macedonia son muchos. Por un lado, sistemas democráticos que no cumplen realmente su función. El hecho de que personajillos como Sarkozy, Bush, Berlusconi o Aznar estén o hayan estado gobernando países es el síntoma evidente de que los sistemas democráticos no funcionan muy bien. La prensa y, sobre todo la television, tenéis mucha culpa de ello. El tratamiento vulgar que se le dan a muchos temas y la prensa basura que está tomando mucho protagonismo. El consumismo por encima de todo ello, ese poder narcotizante. Cuanto más rico eres, más disminuye tu capacidad de solidaridad. Creo que nos tendrán que pisar muy fuerte el pie para que saltemos.

Qué te sugiere eso que se dice: “si eres joven y no eres de izquierdas, no tienes corazón. Si eres adulto y lo sigues siendo, eres un iluso”.

No lo comparto mucho. Cuando eres más joven eres más vehemente, más primario y en algunos casos más irascible, pero no necesariamente más de izquierdas. Lo más razonable es ser más de izquierdas cuanta más información tienes y más maduro eres. Yo cada vez me siento más radical. No en las formas, pero sí en la manera de pensar. Creo que lo natural es lo contrario, ser más de izquierdas cuanto más mayor eres.

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