La Rioja alcanzó su récord de consumo de gas el 7 de enero

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Las bajas temperaturas que asolan La Rioja no animan, precisamente, a dar un paseo por la calle, sino más bien, a quedarse en casa al calor de la lumbre, y en su defecto, de la calefacción. Esta premisa fue compartida por miles de riojanos el pasado 7 de enero ya que fue entonces, cuando La Rioja alcanzó su récord histórico de consumo de gas, según la empresa Enagas.

El pasado miércoles se consumieron 50,4GW7h día y dicho consumo estuvo motivado por la ola de frío y por la actividad industrial que justo en aquel día había sido retomada en muchos centros de trabajo de La Rioja. Esta cifra falicitada por Enagas, incluye la energía consumida a través del consumo convencional (sección doméstica e industrial) así como la de generación eléctrica. Esto es la cantidad de gas que precisa los generadores para crear electricidad cuando la energía eólica no es suficiente. El pasado 7 de enero, los generadores eólicos no pudieron trabajar por falta de viento por lo que se precisó gas para generar la electricidad.

De esta forma, La Rioja supera el récord de consumo de gas que tuvo lugar el pasado año 2007 cuando se consumió un 4% menos que el último miércoles. Este último récord supone un incremento del 89% con respecto al consumo habitual en La Rioja.

PELIGROS DE UNA MALA CALEFACCIÓN

El temporal de frío y nieve ha incrementado este consumo de gas y de energía eléctrica. Estufas, radiadores conectados a la red eléctrica y calderas de gas funcionan a todo trapo. Y es en esta época cuando más accidentes domésticos, en ocasiones muy graves, se producen.

Hace apenas unas horas, una vivienda de Logroño se ha incendiado debido a la explosión de una estufa de gas butano. El fuego se ha propagado fácilmente por la vivienda que además consevaba los ventanales antiguos de madera. Son múltiples los ejemplos de desgracias personales que cada año hay que lamentar debido a las explosiones de gas, como el caso de los 6 fallecidos y decenas de heridos en la explosión de Gavà, en Barcelona.

Según Alfredo Bazo, Técnico de Prevención del Parque de Bomberos de Logroño, los sistemas de calefacción más peligrosos son los braseros de leña, las estufas de gas butano de estilo catalítica y las chimeneas de leña. Por el contrario, los sistemas más seguros van desde una moderna instalación de calefacción de hogar hasta los aparatos de calor eléctricos.

Los principales peligros que generar unos sistemas obsoletos como los braseros de leña o las calderas antiguas es una mala combustión, conocida también como “la muerte dulce”. Mareo, náuseas y desvanecimiento. La muerte por inhalación de monóxido de carbono sume en un dulce sueño a sus víctimas. A veces, no vuelven a despertar. Las intoxicaciones causadas por la emanación de este gas tóxico se deben habitualmente a la mala combustión de las calderas. La llama, que ha de presentarse azulada y estable, se torna ruidosa, roja y con puntas amarillas.

La acumulación de gas también es mortal ya que produce grandes explosiones, como sucedió hace unas semanas en Gavà. Este mal funcionamiento puede estar devido a la falta de revisión de nuestras calderas o la manipulación por gente no profesional de las mismas. Es lo que frecuentemente produce el mayor número de accidentes domésticos relacionados con el gas.

Alfredo Bazo da una serie de consejos a seguir para evitar los peligros de la mala combustión. En primer lugar se debe procurar un mantenimiento de nuestro sistema de calefacción del todo correcto y adecuado. Para ello, es imprescindible que profesionales cualificados revisión periódicamente nuestra instalación. En segundo lugar, es importante procurar que exista ventilación en aquellas zonas donde se produce mayor consumo de gas, como es la cocina. Mantener las rejillas limpias y no obstruirlas nunca ni con otros muebles ni con trapo es muy importante para evitar sustos. En caso de que se produzca una fuga de gas, es necesario cerrar la llave de paso del gas, abrir ventanas y puertas para ventilar la habitación y no encender ningún aparato que puede provocar una chispa o explosión. Si la fuga persiste se deberá llamar al 112.

Pero la explosión también puede provocar fuego. Si esto ocurre, el Técnico de Prevención de Incendios aconseja tratar de sofocarlo si es posible, siempre sin arriesgar nuestra vida, mediante paños húmedos o extintores que pueda haber en el edificio. Si no es posible apargarlo, lo mejor que podemos hacer es abandonar la habitación cerrando la puerta, hacer lo mismo con nuestra vivienda. Es importante cerrar las puertas para evitar que se propague el humo por el edificio. Una vez a salvo, llamar a los bomberos.

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