165 anécdotas de la Benemérita

Rioja2

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@page { size: 21cm 29.7cm; margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } Cuando José Manuel León tenía seis años, allá por 1965, su hermano mayor le llevó al cine, que estaba frente el cuartel de la Guardia Civil. Después de la película y de camino a casa, su hermano le empujó hacia dentro del cuartelillo y José Manuel vio aquella estampa del guardia civil con la capa, el tricornio y el arma bajo la lluvia. No pudo evitar echarse a llorar. Quién le iba a decir entonces que eso era sólo el comienzo de un matrimonio querido pero mal avenido que dura hasta la actualidad.

En 1982 ingresa en la Guardia Civil y en 1991 es detenido y trasladado a la Prisión Militar de Alcalá de Henares bajo la acusación de un delito de sedición militar por realizar actividades sindicales. Allí pasa un mes y dice que tiene suerte porque por ese mismo motivo conoce a compañeros que han estado hasta cinco años.

Fue suspendido de sus funciones hasta 1994 pero, tal y como explica, algunos mandos ni perdonan ni olvidan. Causó baja por depresión y en 1996 el Tribunal Médico Militar le retiró por pérdida de aptitud psicofísica. En 2003 José Manuel León publica 'Diario de un guardia civil' obra en la que narra su experiencia profesional a lo largo de 14 años de servicio y la lucha sindical de él y algunos compañeros.

A raíz de estas anécdotas contadas en el primer libro, muchos compañeros se animaron y mandaron sus historias a José Manuel. Recibió unas 300 y de ellas seleccionó 165. “Una más que los años que cumple la Benemérita”, indica. Y así compuso su segundo trabajo 'Anecdotario de un guardia civil'. “El primer libro era de denuncia, éste es más desenfadado. Tiene anécdotas pintorescas y graciosas, siempre guardando la discreción del nombre de los agentes y del lugar donde sucedieron”.

Con este libro quiere desmitificar la imagen que se tenía de los guardias, personas obtusas e ignorantes, y que a él mismo le provocó pavor de niño cuando su hermano le empujó hacia el cuartel. Anécdotas en controles de alcoholemia, con parturientas o con prostitutas. “En un club de alterne había una mulata que cada vez que un cliente no le pagaba iba al cuartel a denunciarlo por violación. Siempre le atendía el mismo agente, hasta que un día se retiró. Cuando fue, vio que había otra persona y, después de declarar, la chica le preguntó al guardia si no se tenía que desnudar para el reconocimiento médico que siempre le hacía anterior agente”, cuenta con una tímida sonrisa.

La anécdota estrella data de la posguerra. Una fría noche de invierno dos guardias se cobijaron en una casa de postas. Era una época de mucha hambre y la buena mujer sólo pudo ofrecerles una sopa de ajo. De madrugada, uno de los guardias se despertó con mucha hambre y vio entre las vigas del techo un trozo de tocino. Le faltó tiempo para comérselo. Por la mañana entró la señora en la habitación y miraba al techo. El guardia le preguntó que buscaba y la señora le respondió que un trozo de tocino que se frotaba por el ano para aliviar los picores de las hemorroides”.

Le pedimos que nos cuente un chiste y no duda en sacar su sentido del humor. “Un guardia civil le pregunta a otro: Oye ¿tú que piensas del 23-F?. Lo mismo que tú, le contesta. Entonces te tengo que llevar detenido”.

DIARIO DE UN GUARDIA CIVIL

“Creo que lo que debe de cambiar es que el cuerpo deje de pertenecer al Ministerio de Defensa, que está sometido a disciplina militar. Tengo claro que aunque el gobernante de turno diga que va a hacer esto o lo otro, no va a cambiar nada porque le interesa tener un instrumento mudo y disciplinado al que exprimir como a un limón”. José Manuel explica que ahora tienen el derecho de asociación pero que las reivindicaciones sindicales están muy limitadas.

Hemos denunciado con pruebas irregularidades de uso y abuso del cuerpo en beneficio personal. Por ejemplo, tuve conocimiento en su día de un caso, que reflejé en el otro libro, en el que un capitán mandó que los guardias pintaran el piso de su hijo y claro, en vez de todo por la patria, todo por la cara”. También asegura que hoy en día existen generales que tienen a guardias que están embotando la conserva a la mujer. Ese guardia está pagado por los impuestos y se supone que está al servicio de los ciudadanos. “A nuestros mandos es a los primeros que les interesa que la Guardia Civil no pierda el carácter militar porque se benefician de estas cosillas”.

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