Cómo sobrevivir a la Navidad

Rioja2

0

Cada año Sara miraba con terror el calendario y a una fecha: 24 de diciembre. Era el día en el que cenaba con la familia de su novio. El plan no era muy apetecible: su suegra le enviaba dardos envenenados entre plato y plato y con su cuñada apenas se hablaba tras un discusión vanal que a ambas se les fue de las manos. La cuestión es que Sara acudía a cenar como un cordero al matadero y eso le generaba una tensión que pagaba con su pareja por lo que la relación se fue deteriorando.

La situación de Sara la pasan al año millones de personas, tanto es así que el número de divorcios y separaciones aumenta en estas fechas un 30%. Pero hay otra cifra significativa: el número de consultas psicológicas e incluso el consumo de ansiolíticos o antidepresivoa aumenta un 40% en plenas fechas navideñas, donde los villancincos hacen propaganda de la felicidad.

Para Ana Angulo, psicóloga del centro ADARA, el aumento de separaciones tiene una base clara. En periodos vacacionales, el tiempo que pasan las parejas juntas es mayor, es decir, los defectos que pasarían desapercibidos por el frenético ritmo de vida del día a día, se hacen evidentes en Navidades o en verano. También surgen los conflictos familiares, sobre todo si la situación ya no eran buena, si existen rencores pasados o malentendidos.

Uno de los factores que provoca que miles de personas acudan a los antidepresivos para sortear estas fechas es la propaganda que medios de comunicación y la propia sociedad hacen de la navidad. Hay que ser felices por fuerza, todo es alegría, solidaridad y amor. Esto provoca, en palabras de nuestra psicóloga, que nos planteemos nuestra vida, que la comparemos con las demás y que veamos que no somos ni tan felices como parecen los demás ni todo sea como en los anuncios de reencuentros navideños, bien porque nos falta un ser querido (el fallecimiento de un familiar provoca que muchas familias ni siquiera celebren estas fiestas porque la ausencia de esa personas es todavía muy doloras) o porque no se nos cumplen nuestras expectativas.

Los gastos económicos y el alcohol que nos deshinibe, nos suelta la lengua y descontrola nuestras reacciones ayudan a que surgan tensiones en nuestras relaciones con nuestra pareja o familia.

UNA SERIE DE CONSEJOS

Ana Angulo da una serie de pautas o consejos para sobrevivir a estas situaciones.

En primer lugar, hay que “negociar” cómo vamos a pasar la Navidad con nuestra pareja o familia. Debe de haber un pacto previo en el que se establezcan los días que pasaremos con los familiares de uno y otro. Pero debe ser un pacto ganador/ganador nunca uno de los dos debe ceder constantemente, porque eso provoca que acudamos al evento con una sensación de obligación que puede generar disgusto o resentimiento. En segundo lugar, hay que planificar los gastos económicos, sobre todo ahora en épocas de crisis, ya que por el dinero también surgen muchas peleas, también hay que establecer a quién invitamos a nuestra casa y cuántos días para no encontrarnos con planes sopresas desagradables.

Por último debemos generarnos una expectativas razonables. Ni muy negativas ni excesivamente positivas. Si acudimos a los lugares de celebración con una mentalidad negativa (otra vez a cenar con los suegros, qué comentario hiriente me dirán, seguro que discuten los dos de siempre...) el resultado será siempre negativo y estaremos mucho más preparados para discutir o amargarnos. Pero si vamos con unas expectativas demasiado positivas podemos encontrarnos que o bien al resto del personas le da bastante igual la Navidad o no tienen demasiado interés en este tipo de celebraciones.

“Lo mejor es tener claras una expectativas razonables: voy, voy a ir bien, voy a poner de mi parte, a intentar disfrutar” dice Ana Angulo, “lo más importante es la comunicación, decir a los demás lo que no nos ha sentado bien, decirlo con calma y con voluntad de arreglar las cosas”.

Y para aquellos que todos los 1 de enero se planteen dejar de fumar, ir al gimnasio, aprender inglés o pedir un aumento de sueldo, nuestra psicóloga también tiene recomendaciones: ser realistas con nuestras posibilidades, si no podemos ir tres veces a la semana al gimnasio, propongámonos ir sólo dos y así evitaremos la sensación de fracaso y autocrítica que siguen a nuestros excesivos propósitos de cambio.

La Navidad es una época para pasarlo bien, disfrutar de la gente que tenemos cerca y divertirnos” nos recuerda Ana. Y para los que esto no les convenza; un consejo: la Navidades son sólo 15 días y es una vez año. Todo pasa, incluso los villancicos.

Etiquetas
stats