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El Naturhouse empata un partido cargado de polémica

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32.- Naturhouse La Rioja: Aguinagalde (p), Belaustegui (5), Aguirrezabalaga (5), Stojanovic (5, 4 de penalti), Amargant (3), Oneto (4), Velasco (4), Parra (1), Torrego (ps), Gedeón (1), Vigo (2), Isaías Guardiola (1), Baskin (1) y Gaustchi.

32.- Pevafersa Valladolid: Sierra (p), Marcos, Tvedten (6, 5 de penalti), Víctor Hugo (4), Milosavljvic, Delgado, Entrerríos (5), Prieto (6), Eduard Fernández (3), Loger (ps), Rentero (2), Martínez, Perales (6) y Bilbija.

Parciales: 3-1, 4-2, 6-7, 8-9, 11-12, 14-15 (descanso), 17-17, 19-21, 24-21, 27-25, 28-29 y 32-32 (final). Arbitros: García Serradilla y Marín Lorente (catalanes). Excluyeron por dos minutos a los locales Parra, Gedeón, Belaustegui y Oneto; y a los visitantes Prieto (en dos ocasiones), Eduard Fernández, Marcos y Tvedten.

NATUROHUSE LA RIOJA 32 - VALLADOLID 32

Emoción, fuerza y tensión hasta el último segundo es lo que no faltó en este partido que se preveía difícil para el Naturhouse La Rioja, porque recibía en el Palacio a uno de los grandes, al Pevafersa Valladolid. Pero los de Jota salieron muy motivados, conocedores de la fuerza del rival, con el añadido de contar con uno de los ídolos de la afición logroñesa, Havard Tvedten, que volvía al Palacio, pero esta vez como visitante. Jota, de inicio, mantuvo el mismo equipo con el que ha jugado los dos últimos partidos. El técnico del equipo riojano sabía de antemano que la clave estaría en el rendimiento del 5-1 defensivo. El resultado, en realidad, hizo justicia con los dos equipos, con la calidad de los vallisoletanos y con el empuje de los riojanos; además, el resultado final llegó tras medio minuto de 'desastre' de los colegiados, que en ese tiempo se inventaron dos penaltis, uno en cada área, con el primero dieron una alegría al conjunto castellano y con el segundo, más flagrante, rectificaron.

El Naturhouse tuvo una buena oportunidad para tomar la iniciativa en el partido en el inicio del mismo, pero no la aprovechó; su portero, Gurtuz Aguinagalde tuvo cuatro minutos espectaculares y paró todos los ataques del Valladolid, pero las dudas de sus compañeros dejaron el partido con un ajustado 2-0. En realidad esa fue la tónica de todo el partido, un equipo tenía una buena racha y cobraba ventaja, pero poco después hacía las cosas mal y el marcador volvía igualarse.

Primero fue el Naturhouse el que perdió su ventaja (4-4, minuto 11) y luego le correspondió al Valladolid malgastar una renta lograda con mucho sufrimiento, con lo que el marcador reflejó empate a 11 a seis minutos del descanso.

En esa dinámica el Naturhouse parecía más cómodo que el equipo castellano, en el que su técnico, Juan Carlos Pastor, optó por renunciar al puesto de portero en los ataques, en busca de más recursos para llegar a la portería riojana, algo que le sirvió para lograr una mínima ventaja en el descanso (14-15). El Naturhouse ya ha dado muestras esta temporada de que si él marca el ritmo de partido y tiene confianza en sí mismo puede luchar ante cualquier rival.

Y así se mentalizó tras el descanso, cuando fue mucho más intenso y se apoyó en dos porteros de gran nivel, primero Aguinagalde y luego Torrego, que detuvo dos penaltis. Pastor volvió a desesperarse en el banquillo cuando vio que el partido pasaba del 19-21 en el minuto 10 al 24-21 en el 14 sin que el Valladolid diera señales de estar en el partido.

Pero como ya había pasado antes, cuando el Naturhouse debía saber manejar el marcador favorable, se descompuso. Así, la igualdad volvió a siete minutos del final (23-23) y los nervios pasaron a ser determinantes. El que más los aguantara tendría más opciones de ganar.

Y en eso el Valladolid demostró que es un grande, no volvió a cometer errores y supo provocar una falta en ataque absurda de Oneto que dio paso al 29-31 a dos minutos y medio del final. Parecía que el Naturhouse tendría imposible reaccionar, pero de nuevo el equipo que iba en ventaja no supo mantenerla, y dos buenas acciones de Belaustegui y Aguirrezabalaga depararon el empate a 31 a un minuto del final. Entonces la tensión se apoderó de los árbitros, que condicionaron el final del choque.

Primero, en el ataque del Valladolid, sancionaron un penalti riguroso, a 20 segundos del final (31-32); y luego, en un contraataque, se inventaron un penalti de Tvedten que supuso el empate definitivo, la exclusión del noruego y varios incidentes con el banquillo de su equipo (32-32).

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