Todos los Santos en Asia y áfrica

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Muchas culturas y religiones tienen un día dedicado a la veneración de sus ancestros, pero el ritual y las costumbres varían mucho de un lugar a otro. Así, la mayoría de los católicos, celebran el ‘Día de los Fieles Difuntos’ el 2 de noviembre y es tradición acudir a los cementerios y orar por los fieles que han terminado su vida terrenal y se encuentran aún en el purgatorio. No obstante, la visita a las tumbas se acompaña de tradiciones locales.

PINCELADAS DEL DÍA DE LOS DIFUNTOS EN ASIA

En muchos países asiáticos, como China, la veneración de los ancestros, independientemente de la religión que se profese, es un aspecto intrínseco a su milenaria cultura y se relaciona con la unidad familia. En la actualidad se celebra en 4 de abril, aunque también acuden al cementerio en los aniversarios de las muertes de los seres cercanos. Para recordar a los difuntos queman incienso, encienden velas y colocan ofrendas de alimentos y bebidas (con sus tazas y palillos chinos) en un altar.

A los adornos florales acompañan cintas blancas con los nombres de los antepasados. Es un modo de recordar la deuda con los antepasados. En esa fecha también limpian y decoran las tumbas y el lugar que le rodea. Rezan a sus difuntos. Este es sobre todo un día de fiesta y alegría, porque la muerte, en la filosofía china no es el final de algo, sino que representa el balance de la vida, la dualidad: masculino y femenino, claridad y oscuridad. Por otra parte, los chinos también celebran la ‘fiesta de los fantasmas’ el 15 de septiembre del mes lunar.

En Japón, la fiesta de los difuntos (también llamada fiesta de las almas) se celebra del 13 al 15 de julio (otras regiones lo hacen del 10 al 18 de agosto). Con este motivo, los japoneses vuelven a sus pueblos para venerar a sus ancestros. Se cree que el día 13 los espíritus de los difuntos vuelven al hogar terrenal para quedarse tres días. Por ello, se limpian las casas y las tumbas y se prepara comida para los difuntos. También se colocan faroles en la entrada de las casas y faroles flotantes en el mar, río o laguna para guiar a sus espíritus. El último día se sueltan embarcaciones para escoltar a las almas en su regreso al otro mundo. Se celebran rituales religiosos con danzas tradicionales, música de tambores y fuegos artificiales.

Los católicos en Asia suman varias decenas de millones y la población más importante se encuentra en Filipinas (donde es religión mayoritaria), seguida de India, Vietnam y Corea del Sur. En estos países, los creyentes católicos veneran a sus difuntos el día de Todos los Santos en el cementerio, aunque como la religión no suele estar reñida con la tradición, tienen particularidades propias.

En Filipinas, por ejemplo, comienza la noche del 31 de octubre, donde tras celebrar la misa acuden al cementerio y pasan allí el día 1 de noviembre orando por los familiares fallecidos. A veces incluso organizan comidas en el mismo cementerio entorno a las tumbas. Los que se quedan en casa, la decoran con flores y velas, y realizan comidas familiares rememorando a sus seres queridos difuntos.

En los países islámicos no existe una fecha determinada para acudir a los cementerios. Es más, para los sunitas (Islam mayoritario) no está permitido construir sobre las tumbas, diferenciarlas colocando velas o escribiendo sobre ellas, o incluso convertirlas en lugares de adoración. Se les aconseja evitar los lamentos por la muerte de los próximos y se les prohíbe venerar a los muertos. Tan sólo pueden mantenerlos vivos en su recuerdo. No obstante las corrientes del Islam son muchas y algunas, como los chiítas (mayoritarios en Iraq e Irán), mantienen el culto a los muertos y la veneración de ciertos mártires y santos (a los que llaman walis); aunque no tienen un día específico dedicado a todos ellos.

Los judíos tampoco disponen de un día para la veneración o recuerdo de sus difuntos. Visitan el cementerio una semana después de la muerte del ser querido y acuden cada aniversario con piedras que dejan sobre las lápidas y rezan oraciones(cada piedra representa una visita).

NOCIONES DEL CULTO A LOS DIFUNTOS EN ÁFRICA

Son numerosas las religiones existentes en África, a las que el cristianismo y posteriormente el islamismo alteró, dando lugar en ocasiones a religiones nuevas, sincréticas, que recogen varios rituales o manifestaciones religiosas. En el Norte del continente, a pesar de la capa del Islam que cubre prácticamente toda la vida cotidiana, quedan sustratos animistas, creencias en los yinns (series mitológicos, de características similares a genios o duendes) y prácticas marabutistas. Respecto a estas últimas, que consisten en acudir a los lugares donde viven o vivieron morabitos (personas que hacen milagros, similares a los santos), existe una fiesta anual, a modo de romería, llamada musem.

El antiguo Egipto también era muy conocido por la veneración a sus ancestros, a quien dedicaban templos y pirámides. Consideraban que el individuo tenía dos espíritus, uno de los cuales se queda vagando en el espacio y podía seguir existiendo sólo si se embalsamaba correctamente. Era a él a quien dedicaban ofrendas, ya que tenía necesidades físicas humanas (como comer). Poco o nada queda de aquellos rituales paganos. Sin embargo, en muchas regiones africanas, sí que se mantiene aún hoy un culto a los antepasados que remonta a la prehistoria. Se deifican los ancestros de jefes y reyes; y se veneran a todos los muertos de la familia y clan que consideran como protectores, pero con actitudes humanas: son exigentes y caprichosos, y sólo protegen cuando sus peticiones (como sacrificios) han sido realizadas, si no, castigan.

Con esta panorámica queda manifiesto el interés permanente de los humanos por sus difuntos, independientemente de su religión o cultura. Las creencias, temores y la preocupación por el más allá es común a todos los individuos independientemente de su origen. Lo que les diferencia son las prácticas y aplicaciones cotidianas.

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