Testigos del pasado

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Hubo un tiempo en el que Europa era un archipiélago de islas que emergían por encima del entonces Mar de Tethys, precedente del actual Mediterráneo. Una amplia extensión de agua que, hace entre 146 y 65 millones de años, anegó no sólo gran parte de las tierras ahora europeas sino también una buena fracción de la actual África.

Las tierras riojanas de Cameros, en los valles de los ríos Iregua, Leza, Cidacos y Alhama formaban entonces un extenso delta, junto al que desarrollaron su vida los dinosaurios, coincidiendo con el Jurásico Terminal y Cretácico Inferior (hace entre 130 y 110 millones de años). La Comunidad era entonces una laguna que se desecaba de manera periódica. Sus zonas lacustres, de marismas y abudante vegetación, ofrecían las condiciones más idóneas para la vida de los imponentes animales prehistóricos. Hoy su paso firme todavía permanece en el suelo riojano gracias, precisamente, al hábitat en el que vivieron.

Los dinosaurios dejaron sus huellas sobre el barro. Éstas se fueron rellenando con sedimentos (conchas, caracoles de agua, etc) de diferente composición al suelo sobre el que habían pisado hasta quedar enterradas. Después, los sucesivos plegamientos terrestres y la erosión del agua sobre los montes hicieron que afloraran de nuevo a la superficie. En total, más de 130 yacimientos en una veintena de municipios diferentes que aelevan a La Rioja como el enclave paleontológico de icnitas más privilegiado del mundo. No en vano, la Comunidad cuenta cona lrededor de 10.000 huellas fósiles que destacan no sólo por su número, sino también por su buen grado de conservación.

Tres son los tipos en que podemos clasificar las icnitas, según los dinosaurios que las provocaron. Las primeras (ornitópodos), tridáctilas y redondeadas, son las más comunes y responden a dinosuarios herbívoros, bipedos o semi-cuadrupedos. Las segundas (terópodos), tridáctilas, estilizadas y de dedos puntiagudos, pertenecen a dinosaurios bípedos carnívoros. Por último, las terceras (saurópodos), redondeadas y con dedos poco distinguibles, fueron impresas por dinosaurios cuadrúpedos y herbívoros.

Unas y otras se distribuyen en tres grandes rutas (Alhama-Linares, Leza-Jubera y Cidacos) que discurren por la Rioja Baja.

La Ruta Alhama Linares

En el lugar por el que ahora discurre el Alhama, circulaban antes numerosos ríos que otorgaban a la zona una vegetación abundante y numerosas zonas pantanosas en las que los dinosaurios vivían. De ahí que las icnitas presenten restos vegetales. Es el caso del yacimiento 'La Virgen del Prado', que destaca por erigirse como el más antiguo de La Rioja. 'Las Navillas', primer yacimiento en el que se apreciaron las uñas de los dedos de los pies de los dinosaurios hervíboros, 'Los Cayos' (Cornago), lugar donde quedó también impresa la huella de la cola de dos dinosaurios o 'La Era del Peladillo' (Igea), primer yacimiento de Europa y tercero del mundo en número de icnitas (1766) destacan en esta primera ruta. El yacimiento Perosancio y el famoso árbol fósil de Igea también se hallan en la zona.

La Ruta Leza- Jubera

Ríos y canales hacían de esta zona de La Rioja un lugar pantanoso que, en ocasiones, experimentaba períodos de sequía y en el que los dinosuarios también estamparon sus huellas. Uno de los yacimientos más interesantes de La Rioja, 'Valdemayor', y otros de notable número de huellas como 'La Cela', 'Soto 1 y 2' y 'La Pellejera' se encuentran en esta segunda ruta. A ellos se unen otros de variable valor como El Contadero, La Rueda, San Vicente de Robres, Camino a Treguajantes, La Ilaga o Vuelta de los Manzanos.

La Ruta Cidacos

Diversidad de especies vegetales y animales servían de alimento a los dinosaurios en Enciso, antaño territorio de extensas lagunas de poca profundidad. Más de 3.000 de las huellas de las enormes criaturas son hoy visibles en los yacimientos del municipio, entre los que se encuentran 'Las Hoyas', 'La Mata, 'Peñaportillo', 'Magdalena' y 'Fuenteamarga'. Sobre todas ellas, cabe señalar La Virgen del Campo, yacimiento de gran interés científico que contiene 506 pisadas de dinosaurio carnívoros y hervíboros bípedos. En él, se puede apreciar fácilmente el rastro de un dinosaurio que se aproxima a otro para darle caza. Asimismo, son visibles las señales de arrastre de la cola, las marcas de la piel e incluso los arañazos que los dinosaurios provocaban en la tierra al nadar. En la zona, también puede admirarse La Senoba, Valdecillo, El Villar Poyales, Valdeté, La cuesta de Andorra o Navalsaz.

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