El anticonceptivo inútil

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La “marcha atrás”- es el tercer método anticonceptivo más utilizado por las mujeres riojanas, después del preservativo masculino (56%) y la píldora (19%), según un nuevo estudio, que también indica que tres de cada diez mujeres riojanas de entre 15 y 50 años no utiliza ningún método anticonceptivo

Son los resultados del primer Estudio sobre Hábitos de Salud e Higiene Íntima de la Mujer, elaborado conjuntamente por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) y Ausonia, que ha evaluado la situación actual de los hábitos de salud e higiene íntima de las mujeres españolas, en concreto 1.265 mujeres de entre 12 y 74 años.

“La decisión de practicar el 'coitus interruptus' como método anticonceptivo habitual suele estar relacionada con creencias religiosas o ideologías naturistas de la pareja, aunque en el caso de los jóvenes, también puede vincularse a relaciones imprevistas en las que no se dispone de ningún otro método”, explica Mª José Rodríguez, portavoz del Comité Científico del Observatorio de Salud Íntima de la Mujer y Coordinadora del Grupo de Ginecología de la Infancia y la Adolescencia de la SEGO

La portavoz del Comité científico alerta del doble peligro de este método porque, “no protege de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y aumenta el riesgo de un embarazo no deseado. En cifras: por cada 100 mujeres que utilizan el 'coitus interruptus' como método anticonceptivo durante un año se producen entre 10 y 38 embarazos; mientras que con el preservativo o la píldora, el riesgo se reduce a un 5 y 0,1 respectivamente”. Además, según apunta el Comité Científico, “el uso de este método natural puede provocar la insatisfacción de la mujer ya que, en muchos casos, ve interrumpido su orgasmo o simplemente no logra alcanzarlo”.

SIN PRECAUCIONES

El análisis recoge otro dato llamativo: un 33% de las mujeres riojanas sexualmente activas de entre 15 y 50 años no utiliza ningún método anticonceptivo. El Observatorio apunta que, aunque los motivos que influyen son diversos, hay tres que destacan por encima del resto: el coste, el desconocimiento y la información más o menos fiable que se tenga sobre ellos.

Se produce una paradoja: aunque aparentemente nunca se ha tenido tanta información sobre sexualidad y anticoncepción, sigue habiendo un gran desconocimiento sobre ellos. La causa radica en que la información que llega a los jóvenes no siempre la proporciona un profesional sanitario sino que en muchos casos procede de las amigas, los foros de internet, etc. Este hecho implica que, a pesar de tener acceso a todo tipo de fuentes de información, se sigan transmitiendo mensajes erróneos y se alimenten los falsos mitos sobre los distintos métodos anticonceptivos, lo que provoca un rechazo hacia su utilización, especialmente entre las adolescentes.

Según Rodríguez, este hecho “se debe a una característica típica de la adolescencia que es la falta de integración entre la información que reciben y su propia experiencia, así como de la ausencia del sentido del riesgo. Y pone de manifiesto que ”algunos de los factores que pueden influir en su decisión de no utilizar métodos anticonceptivos son el mito romántico de un “momento especial” imprevisible, el hecho de pensar que ellas nunca van a quedarse embarazadas o a contraer una ETS, el hecho de que los horarios de las consultas de los ginecólogos coincidan muchas veces con los horarios de clase, y las leyendas urbanas (la píldora engorda, hace que te salga vello, después tienes problemas para tener hijos)“.

AL MÉDICO

El ginecólogo tiene un papel clave a la hora de ayudar a escoger el método anticonceptivo más adecuado en cada etapa de la vida de la mujer. “No existe el método ideal sino una gran variedad de métodos anticonceptivos y es tarea de los profesionales de la salud asesorar a cada paciente sobre el más apropiado valorando sus preferencias y sus necesidades” afirma la portavoz del Comité Científico del Observatorio de Salud Íntima de la Mujer.

Los expertos recomiendan que la primera visita al ginecólogo se realice en el momento en que se empiezan a tener relaciones completas, para poder darles información fiable sobre anticoncepción. “Antes de recomendar un método anticonceptivo a una adolescente debe tenerse en cuenta si tiene pareja estable, cuál es su grado de maduración biológica, que sea un método reversible, adecuado a su actividad sexual y de fácil realización, etc. Asimismo, es importante explicarle los pros y los contras de cada uno de ellos, teniendo en cuenta el entorno en el que se desenvuelve”, subraya Mª José Rodríguez. .

En el caso de las mujeres que superan los 40 años, el ginecólogo también juega un papel muy importante como asesor, ya que muchas cometen el error de relajarse en cuanto a tomar precauciones. Según la portavoz del Comité Científico del Observatorio de Salud Íntima de la Mujer, “estas mujeres están en la premenopausia, una etapa que se caracteriza por la baja fertilidad pero también por una ovulación poco predecible, por lo que todavía es importante usar métodos anticonceptivos. Es más, los expertos recomiendan seguir tomando medidas incluso dos años después de la última menstruación en el caso de mujeres menores de 50 años, y durante un año, en mujeres que superan los 50”.

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