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Seis errores en la alimentación infantil

Rioja2

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Según Harriet Worobey, formadora especializada en nutrición infantil, el deber de los padres es “servir una cierta variedad de alimentos saludables y dar a conocer el mundo de los alimentos a los niños”. Según su método, el objetivo es ése, y no conseguir que coman algo sin más. También señala seis errores frecuentes a la hora de darles de comer.

Es comprensible que, por seguridad, los padres suelen expulsar a los niños de la cocina, donde pueden quemarse o cortarse. No obstante, diversos estudios demuestran que involucrar a los niños en el proceso de preparación de la comida facilita que estén dispuestos a probar cosas nuevas.

Investigadores de la Universidad de Columbia (Nueva York) han mostrado que cocinar con un niño tiene efectos beneficiosos sobre sus hábitos alimenticios. En un trabajo de investigación, cerca de 600 críos de edad preescolar tomaron parte en la elaboración de un registro alimentario que se llevó a cabo con el objetivo de hacerles comer más verdura y harinas integrales. Algunos de ellos recibieron formación sobre alimentación sana, y participaron en talleres de cocina. Los científicos observaron que los niños que elaboraban su propia comida se inclinaban con mayor facilidad por los alimentos sanos que se intentaba promocionar que aquellos que no sabían nada sobre su elaboración.

Exigirles que coman al menos un bocado de todo lo que se les presenta en la mesa puede ser contraproducente. Los estudios demuestran que los niños sienten rechazo cuando se les obliga a comer ciertos alimentos, incluso cuando no se emplean amenazas sino premios. En un estudio de la Universidad de Pennsylvania se demuestra que no les gustan los alimentos que se les imponen. El sistema de “si te comes esto puedes ver la tele un rato” no funciona. Lo correcto -plantean- es presentar la comida y animar a probarla, pero no quejarse si no lo hacen.

Esconder las 'chuches' en una estantería alta también se ha demostrado que les hace desearlas con mayor ansiedad. La comida prohibida les atrae especialmente. ¿Qué hacer en lugar de eso? No tenga en casa alimentos que no apruebe, inclínese por los tentempiés saludables y permita a los niños acceder sin problemas a la comida que hay en los armarios.

Por otro lado, ponerse a régimen delante de los niños tampoco es buena idea. Las preferencias de los hijos son muy similares a las de los padres. Se ha visto que los pequeños (sobre todo las niñas) comen peor cuando a sus madres no les gusta la verdura. Un estudio concreto observó que para niñas de cinco años cuyas madres estaban a dieta, estar a régimen incluye comer batidos de chocolate (cuando las madres toman sustitutivos hipocalóricos de las comidas).

Otro problema es la presentación. Los padres que tienen la costumbre de contar calorías suelen servir insípidos platos de verduras hervidas. Los nutricionistas indican que no debe tenerse miedo a echar salsas a estos alimentos, lo que mejora significativamente su apariencia y sabor para los niños.

También es relativamente frecuente darse por vencido y pensar que el niño nunca comerá ciertas cosas. Aunque sea cierto en el presente, las preferencias pueden cambiar con el tiempo. Seguir ofreciendo estos alimentos y platos equilibrados puede dar buenos resultados en el futuro. A veces es necesario llevar a cabo hasta diez intentos antes de que algo nuevo tenga éxito.

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