“La Ley de Memoria Histórica ha llegado tarde”

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@page { size: 21cm 29.7cm; margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } “Yo soy un guiri que vive fuera y mis opiniones hay que tomarlas como tal”. Estas han sido las palabras de Paul Preston, uno de los expertos internacionales más importantes sobre la Historia Contemporánea de España. Estudió en la Universidad de Oxford y ha escrito multitud de libros, sobre todo, referentes a la etapa franquista y a la transición democrática española. Actualmente dirige la cátedra Príncipe de Asturias y el Centro Cañada Blanch para el Estudio de la España Contemporánea de la London School of Economics.

Esta mañana ha impartido una conferencia en la Universidad de La Rioja titulada 'Franco y la represión: la venganza del justiciero', donde ha tocado temas como la buena prensa de la que goza todavía el caudillo, ya que “todavía queda entre algunos españoles la imagen que forjaron Franco y sus secuaces durante 40 años”. A Preston le parece curioso que se tenga una opinión crítica y negativa hacia Pinochet, que cuenta a sus espaldas con 3.000 muertos, y no hacia Franco, al que se le atribuyen unos 30.000.

También ha compartido con los periodistas su visión sobre la Ley de Memoria Histórica. Para este hispanista es difícil que se hubiera puesto en marcha hace 30 años porque “cuando murió Franco, la gente tenía mucho miedo a lo que pudiera pasar, ya que todas las estructuras franquistas se mantuvieron en pie los siguientes años. En el 76, 77 e incluso en el 78 todavía existía un ejército cuya meta no era defender a España de un enemigo exterior, sino defender una idea de España de sus enemigos interiores. De todas formas, creo que la Ley de Memoria Histórica ha llegado tarde, aunque más vale tarde que nunca”.

Preston asegura que para pasar página en este país, es necesario investigar. “Nadie busca una responsabilidad jurídica, pero todo ser humano tiene derecho a saber dónde descansan los restos de sus familiares”. Este historiador explica que no hay que exagerar, que lo que les importa a las familias es llegar dignamente a final de mes, pero que es una asignatura pendiente en España. “El país necesita conocer su propia Historia”, asevera.

En cuanto a cambiar el nombre de las calles, quitar las estatuas del caudillo, etc., Paul Preston está a favor de algunas cosas y de otras no. “No hay que volar el Valle de los Caídos, ni las estatuas de Franco. Lo que se podría hacer es poner una placa explicativa y utlizarlos como elementos educativos y de enseñanza sobre la Historia de España. Lo de las calles es otro tema”. Para este experto, habría que hablar de cada calle en cada lugar, pero opina que tiene que ser muy duro para los familiares de los asesinados ver el nombre de, por ejemplo, Queipo de Llano en una placa. “No me importaría que desaparecieran esos nombres de la calles, no ahora mismo, pero sí de aquí a 200 años, si es que el mundo todavía existe”.

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