Valverde da una clase magistral y se viste de oro en Jaén

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Alejandro Valverde (Las Lumbreras, Murcia, 1980) es quizás el ciclista más rápido del pelotón cuando el final de la etapa presenta una ligera pendiente. En Jaén lo volvió a demostrar, como lo hizo en la Lieja Bastoña Lieja en 2006 para ser el primer español en ganarla antes de repetir este año y como lo hizo, el mismo 2006, en el muro de Huy, el durísimo repecho final de la Flecha Valona.

“Llego cansado, me centraré en la lucha por las etapas”, dijo Valverde antes de la salida de la Vuelta. Y no esperó el murciano para anotársela, como en la primera etapa del Tour de este año en Plumelec y como en la primera de la Dauphiné Liberé cuya general se apuntó este año, donde aprovechó las cuestas de los finales de las etapas que abrían las carreras galas para demostrar que tiene pocos rivales cuando el final se sitúa en ligera pendiente.

Diecisiete años después de que Jesús Cruz Martín alzase los brazos en la última vez que la ciudad de Jaén acogió el final de una etapa, en la Vuelta de 1991, en la que Melcior Mauri arrebató el triunfo a Miguel Induráin, los aficionados jienenses volvieron a disfrutar en la ciudad después de varias ediciones con finales en el alto de la Pandera.

Casi diez kilómetros se alargó, por obras en una autopista, el recorrido de la primera etapa en línea de la Vuelta, en la que el puerto de Huelma, en el kilómetro 84 de la etapa, sustituyó al Alto de las Encebras como el primer puerto puntuable de la 63 edición de la ronda española.

El premio a la combatividad de los corredores del conjunto andaluz les llegó en forma de maillot de la montaña, con el que se vestirá Jesús Rosendo después de pasar el primero por el puerto de tercera de Huelma.

Rosendo y Martínez se asociaron para dejar a sus compañeros de fuga en la primera vuelta al circuito por los alrededores de Jaén. El del Euskaltel buscó la opción de luchar por el amarillo gracias a los sprints bonificados pero, tras hacerse con el primero no pudo luchar por pasar destacado por La Guardia ya que el pelotón terminó con su aventura después de una subida agitada al repecho previo a la meta volante.

Y es que el pelotón, en el que el Liquigas aplicaba una marcha cómoda pero poco efectiva, reaccionó cuando restaban 25 kilómetros para el final y recortó, beneficiado por la amplia calzada que permitía relevos rápidos, los tres minutos de los que disponían los escapados en poco menos de diez kilómetros.

Y APARECIÓ VALVERDE

Una vez que el pelotón estaba de nuevo compacto, la falta de control desembocó en una escapada de catorce hombres que no tuvo continuidad y que fue neutralizada por los grandes equipos del pelotón, el Astana, el Caisse d'Epargne y el Quick Step, que no dieron tregua hasta que sus hombres se filtraron en otra fuga más reducida que tampoco fraguó.

El intento de Popovych (Silence Lotto) y de Nuyens (Cofidis), acompañados por Matej Jurco (Milram) fueron el preludio de la lucha táctica, donde el Caisse d'Epargne sorprendió con el ataque de Joaquim Rodríguez (Caisse d'Epargne) al paso por la pancarta del último kilómetro.

Valverde respetó a su compañero hasta que sus opciones se agotaron cuando saltaron a por él, momento en el que el campeón de España lanzó su prodigioso esprint para sacar de rueda a todo el pelotón y saborear su quinta etapa en la Vuelta a España antes de vestirse con su segundo maillot de líder de una gran vuelta en un año soñado.

Este lunes los ciclistas afrontarán la tercera etapa de la Vuelta a España, un recorrido de 168,6 kilómetros entre Jaén y Córdoba en los que, tras pasar el alto de San Jerónimo, de tercera categoría y situado a 26 kilómetros de la llegada, los sprinters tendrán su primera oportunidad en una llegada menos complicada.

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