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Garoña se suma a un accidentado verano de las centrales nucleares

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El domingo, 31 de agosto, la Coordinadora contra Garoña de La Rioja volvió a pedir el apoyo ciudadano para reclamar en la calle el cierre de la central nuclear en funcionamiento más antigua de España. Lo hizo en respaldo a idéntica marcha que, con origen en la población de Barcina del Barco (Burgos), caminó hasta las puertas de la central, ahora inmersa en el proceso de solicitud de un permiso que prorrogaría su actividad hasta 2019.

Bajo el lema 'No más Prorrogas Garoña cierre ya', Ecologistas en Acción de La Rioja pedirá la clausura de una planta que lleva funcionado desde 1971 y que ha protagonizado dos de las ocho incidencias registradas notificadas al CSN (Consejo de Seguridad Nuclear) desde abril, fecha en que se desató la alerta en Ascó.

La primera tuvo lugar los pasados días 15 de julio y 19 de agosto, cuando se detectaron fallos en las baterías de las barras de suministro ininterrumpido. La deficiencia fue clasificada con nivel 1 (Anomalía) según la Escala Internacional de Sucesos Nucleares. Según reza la información del CSN, la situación derivada del fallo provocaba que “el cumplimiento del nivel de operabilidad establecida por las Especificaciones Técnicas de Funcionamiento no quedaba garantizado”.

La segunda, de menor importancia, se manifestó recientemente; concretamente, el lunes, día 25. En esta ocasión, se paró automáticamente el reactor de la central debido a unas maniobras realizadas en el parque eléctrico exterior. El suceso fue clasificado con un nivel 0.

En ambos casos el CSN aseguró que “no hubo riesgo para trabajadores, población o medio ambiente”. La propia central, a través del jefe de sección de Relaciones Exteriores de Nuclenor, Elías Fernández Centellas, asegura que ninguno de los dos problemas tuvo que ver “nada” con la seguridad de la central. “En cualquier caso -asegura Fernández- están dentro del funcionamiento normal de las plantas nucleares”.

RIESGO EN LA RIOJA

Sin embargo, algunos defienden que estos problemas podrían agravarse en el futuro si la central continuara funcionando. “Cuánto más vieja es una central, más peligrosa resulta”, asegura Pedro Nájera, de Ecologistas en Acción en La Rioja. Según él, los 37 años de funcionamiento de Garoña ocasionan que haya piezas “deterioradas” que no se podrán sustituir.

Una valoración que rechazan de pleno desde la central. “Santa María de Garoña cumple con todos los requisitos de seguridad y su funcionamiento es fiable”, insiste Elías Fernández. Todo ello, según él, “avala la continuidad de su funcionamiento”.

No lo creen así en la Coordinadora contra Garoña en La Rioja. “El mismo 'barrilete', donde se realiza la fusión nuclear, muestra grietas de hasta un metro de espesor”, afirma Pedro Nájera. Ello se une al hecho de que la central burgalesa sea de primera generación y por tanto sólo tenga un sistema de contención -y no dos, como en las modernas- que frenaría una fuga radiactiva en caso de accidente.

Algo que, de producirse, acabaría afectando también a La Rioja. Según Nájera, el Plan de Emergencia Nuclear de contempla un radio de actuación de hasta 30 kilómetros, lo que supondría un riesgo potencial para las localidades riojanas comprendidas entre Haro y Miranda de Ebro. La Diputación de Álava , sin ir más lejos, pidió el pasado día 22 de agosto la clausura “inmediata” de la central burgalesa tras los últimos incidentes. De ahí que Nájera insista: “El Gobierno de La Rioja también debe exigir el cierre de la central”. (En la imagen superior, algunos de sus responsables durante una visita a la central en mayo).

FUTURO CON Y SIN GAROÑA

Según añaden, la clausura de Garoña no supondría un gran daño al sistema eléctrico español. “La central apenas genera un 1,5 por ciento de la red”, apunta Nájera. “Además, nosotros calculamos que la central estaba ya amortizada con los primeros 25 años de funcionamiento”, insiste.

Las dificultades para gestionar los residuos es el tercer argumento sobre el que apoyan su teoría. “Las piscinas de combustible se saturarán -subraya- y todavía no hay un lugar alternativo que sirva de almacén”.

En mayo, el CSN emitirá un informe sobre Santa María de Garoña; de ser positivo, en julio, se procedería a la autorización de otros diez años de funcionamiento de la central. De momento, la planta parece confiar en una resolución positiva a sus intereses y ha aprobado inversiones por más de 90 millones de euros para el periodo 2008-2013.

“Si se analizan los 25 reactores nucleares comparables al de Santa María de Garoña en todo el mundo, el 88% han sido autorizados, han solicitado autorización o están planeando solicitarla para poder operar a largo plazo”, argumenta Fernández. “Estados Unidos ya ha concedido la licencia de operación por 60 años a un buen número de sus centrales. Hasta el momento (marzo de 2008) 48 reactores en 27 emplazamientos ya han sido autorizados para operar sesenta años”, ejemplifica. De ellos, 14 son “similares” en diseño y edad a Santa María de Garoña. Entre ellos, se encontrarían Monticello, Desden y Nine Mile Point.

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