'Los tramposos' de nuevo cuño

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La habilidad de algunos audaces para engañar al prójimo y la ingenuidad de otros para dejarse estafar hace que, en pleno siglo XXI, los timos continúen causando estragos en más de un bolsillo. Y no hablamos del 'phishing' (fraude por banca electrónica) o una sofisticada copia de códigos de tarjetas de crédito, sino de prácticas mucho más rudimentarias que, a pesar del paso de los años, parecen seguir siendo tan o más eficaces que las de la nueva era para desvalijar al vecino.

El pasado día 20, sin ir más lejos, un ciudadano de Calahorra lo sufrió en carne propia. Una persona le hizo creer que podía beneficiarse del cobro de una participación premiada de la lotería. El estafador, como suele ser usual en el 'tocomocho' (así se conoce a este timo), le aseguró tener un billete de lotería premiado que, por las prisas, no podía cobrar. Así que le pidió que lo hiciera por él.

Cuenta la Guardia Civil de La Rioja que, en estos casos, el timador suele usar un 'gancho', una persona que, haciéndose pasar por un transeúnte cualquiera, exhibe un listado de boletos premiados para demostrar a la víctima la autenticidad del premio. Sólo que el premio, por supuesto, no existe. El vecino que presentó la denuncia en Calahorra la semana pasada perdió 12.000 euros.

“CAMBIO BILLETE POR RECORTE DE PERIÓDICO”

La Guardia Civil de La Rioja, alertada por la pervivencia de estas estafas, advierte a los ciudadanos de la comunidad y pide precaución. No sólo se refiere al 'tocomocho', sino también a timos similares. Entre ellos, se encuentran:

El timo de 'La estampita', que tan magistralmente parodiaba Tony Leblanc en la película 'Los tramposos' (1959) de Pedro Lazaga, consiste en hacer pasar recortes de periódico por billetes de curso legal. La víctima (el ciudadano) es abordado por una persona que aparenta tener cierta discapacidad intelectual (estafador 'uno'). Ésta le enseña una bolsa que parece estar llena de billetes; incluso pueden verse algunos.

El estafador 'uno' no da ninguna importancia a lo que lleva diciéndole a la víctima que en la bolsa lleva “estampitas” o “cromos” y que en casa tiene muchos más. En ese momento interrumpe otro aparente ciudadano [estafador que hace de gancho (estafador 'dos')], que ofrece a la víctima la posibilidad de engañar al estafador 'uno' comprándole la bolsa por una cantidad de dinero.

Sin embargo, el gancho, dice no tener dinero para participar en la “compra” de la bolsa. No obstante, anima a la víctima a realizar la compra dados los grandes beneficios que le va a reportar el “engaño” al estafador 'uno'. Incluso, el gancho se ofrece para acompañar a la víctima a buscar dinero. Una vez que la víctima materializa la “compra” entregando el dinero por la bolsa desaparecen los dos estafadores. Cuando la víctima abre la bolsa comprueba que no contiene billetes sino tacos de recortes de papel.

“¿DÓNDE ESTA LA BOLITA?”

El timo de 'Los trileros', realizado en rastros y verbenas, a base de tres naipes, vasos o cáscaras de nuez, tienta a los ciudadanos a descubrir donde se encuentra una carta o se oculta una bolita.

La estafa consiste en incitar al público a participar, mediante apuestas de dinero, en juegos de habilidad que, aparentemente, permite grandes posibilidades para el que participa y que se ofrecen en plena vía pública sobre una pequeña mesa. El juego más utilizado consiste en descubrir en qué lugar se esconde una bolita que es tapada por una chapa o vaso.

Para que el juego parezca más fácil, en torno a la persona que mueve las chapas o los vasos (el que dirige el juego), hay uno o varios “falsos jugadores” (ganchos), que ganan dinero fácilmente de acuerdo con la persona que mueve las chapas. Al principio, se deja ganar a la persona que inicia el juego, para que, animado por el éxito, juegue una cantidad importante. La mano es más rápida que la vista, por lo que cuando la cantidad es importante, la víctima pierde irremisiblemente su dinero. Es frecuente en ferias y mercadillos.

Si quiere evitar caer en cuaqlquiera de ellos, la Guardia Civil de La Rioja aconseja evitar hablar de 'negocios' con desconocidos, sacar dinero del banco a requerimiento de otras personas de poca confianza, recordar que en cada timo intervienen varias personas concertadas y prestar atención a la firma de cualquier tipo de contrato o acuerdo.

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